martes, abril 23, 2024
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Declaraciones del presidente Biden en relación con el programa de vacunación contra COVID-19 y el esfuerzo para derrotar a COVID-19 a nivel mundial

PRESIDENTE BIDEN: Buenas noches a todos. Primero deseo expresar nuestras condolencias, en nombre de Jill y yo a Su Majestad, la reina Isabel II, a la Familia Real en su totalidad y al pueblo del Reino Unido. Hoy el príncipe Felipe habría cumplido 100 años de edad, y estoy consciente de que muchas personas sienten su ausencia en el día de hoy.

Además, me gustaría señalar que la… la acogida del gobierno británico ha sido ejemplar. Hemos tenido un buen primer día completo aquí en el Reino Unido. El primer ministro Johnson y yo tuvimos una reunión muy productiva. Hemos tratado y dialogado sobre una amplia gama de temas en los que el Reino Unido y los Estados Unidos están trabajando en muy estrecha colaboración.

Afirmamos la relación especial, y no se dice a la ligera, la relación especial entre nuestros pueblos, y renovamos nuestro compromiso de defender los valores democráticos perdurables que nuestras dos naciones comparten – (carraspea) – y que son la fuerte, perdón, la fuerte base de nuestra asociación.

Hace ochenta años, el primer ministro Winston Churchill y el presidente Franklin Roosevelt firmaron un acuerdo conocido como la Carta del Atlántico. Se trataba de una declaración de principios, una promesa de que el Reino Unido y los Estados Unidos harían frente a los desafíos de su época y lo harían juntos.

Hoy, hemos reforzado ese compromiso con una Carta del Atlántico revitalizada y actualizada para reafirmar esa promesa a la vez que hablamos directamente de los principales desafíos de este siglo: la ciberseguridad, las tecnologías emergentes, la salud mundial y el cambio climático.

Dialogamos sobre nuestros objetivos comunes para impulsar una acción global ambiciosa para abordar la crisis climática. La Cumbre de Líderes sobre el Clima que organicé en abril tenía como objetivo, en parte, ayudar a activar el impulso hacia la COP 26, que es crítica, y que el Reino Unido acogerá en Glasgow más adelante este año.

Hemos hablado de los sacrificios compartidos por nuestros militares, que han servido valientemente uno junto a otro en Afganistán durante casi 20 años. El Reino Unido estuvo con nosotros desde el principio, como siempre, igualmente comprometido con la erradicación de la amenaza terrorista, y ahora estamos coordinando juntos nuestra retirada.

Y, por supuesto, hemos hablado de cómo nuestras dos naciones pueden, juntas, liderar la lucha mundial contra COVID-19. Este ha sido uno de los principales objetivos del G7 bajo el liderazgo de Gran Bretaña, especialmente en lo que respecta a la concentración y coordinación de nuestros recursos para ayudar a vacunar al mundo.

Y esta noche, hago un anuncio histórico respecto al liderazgo de Estados Unidos en la lucha contra COVID-19. Estados Unidos conoce de primera mano las tragedias de esta pandemia. Hemos tenido… hemos tenido más muertes en Estados Unidos que en cualquier otra parte del mundo: casi 600.000 de nuestros conciudadanos estadounidenses: madres, padres, hijos, hijas, hermanos, hermanas, abuelos. Más muertes por COVID-19 en Estados Unidos que en la Primera Guerra Mundial, la Segunda Guerra Mundial, la Guerra de Vietnam y el 11 de septiembre juntos. Conocemos la tragedia.

Pero también conocemos el camino a la recuperación. En Estados Unidos se ha vacunado al 64 por ciento de los adultos con al menos una inyección. Hace solo cuatro meses y medio, estábamos únicamente en el 5 por ciento con una inyección.

Fue necesario un esfuerzo hercúleo por parte de nuestro gobierno para gestionar uno de los mayores y, yo diría, más complicados desafíos logísticos de nuestra historia. Fue necesario el ingenio de los científicos, basado en décadas de investigación, para desarrollar una vacuna. Se necesitó toda la capacidad de las empresas estadounidenses para fabricar y distribuir vacunas las 24 horas del día.

Y como resultado, tenemos el menor número de muertes diarias desde el primer día de esta pandemia. Nuestra economía se está recuperando. Nuestro programa de vacunación ya ha salvado decenas de miles de vidas, y ese número aumenta cada día. Y ha permitido a millones, millones de estadounidenses, volver a vivir sus vidas.

Y desde el principio de mi presidencia, hemos tenido claro que tenemos que atacar este virus también a nivel mundial. Se trata de nuestra responsabilidad, nuestra obligación humanitaria de salvar tantas vidas como podamos, y nuestra responsabilidad para con nuestros valores.

Valoramos la dignidad inherente de todas las personas. En tiempos de dificultad, los estadounidenses echan la mano para ofrecer ayuda y tender una mano amiga. Eso es lo que somos.

Y cuando vemos a la gente sufrir en cualquier parte del mundo, tratamos de ayudar lo mejor que podemos. Por eso, tanto con presidentes republicanos como demócratas, Estados Unidos ha asumido compromisos transformadores para reforzar la salud mundial; compromisos cuando era presidente Bush, como PEPFAR, que cambió la lucha mundial contra el VIH/SIDA. Y en este momento, nuestros valores nos llaman a hacer todo lo que podamos para vacunar al mundo contra COVID-19.

También es algo en interés propio de Estados Unidos. Mientras el virus haga estragos en otros lugares, existe el riesgo de nuevas mutaciones que podrían amenazar a nuestro pueblo.

Sabemos que COVID-19 hace estragos en otros países y frena el crecimiento mundial, aumenta la inestabilidad y debilita a los gobiernos. Y como hemos visto en Estados Unidos, con la evidencia cada día más clara, la clave para reabrir y hacer crecer las economías es vacunar a su población.

Nuestro programa de vacunación ha ayudado a la economía estadounidense a empezar a recuperarse de la peor crisis económica en un siglo. Más de 2 millones de nuevos puestos de trabajo creados solo en los últimos cuatro meses desde que soy presidente. Un descenso histórico del desempleo de larga duración. La reapertura de empresas y una previsión de crecimiento económico del nueve, perdón, del 6,9 por ciento, el más rápido en casi cuatro décadas en Estados Unidos.

Al igual que la economía estadounidense se está recuperando, a todos nos interesa que la economía mundial empiece a recuperarse también. Y eso no ocurrirá a menos que consigamos controlar la pandemia en todo el mundo.

Por eso, como dije en mi discurso ante la sesión conjunta del Congreso en abril, Estados Unidos será el arsenal de vacunas en nuestra lucha contra COVID, COVID-19, al igual que Estados Unidos fue el arsenal de la democracia durante la Segunda Guerra Mundial.

En los últimos cuatro meses, hemos tomado una serie de medidas hacia este esfuerzo histórico. Hemos contribuido más que ningún otro país a COVAX, un esfuerzo global colectivo que está distribuyendo vacunas contra COVID-19 en todo el mundo.

Hemos apoyado los esfuerzos de fabricación en el extranjero a través de nuestras asociaciones con Japón, India y Australia, [grupo cuadrilateral] conocido como el “Quad”. Hemos compartido dosis con nuestros vecinos Canadá y México.

Y además, hace tres semanas, con las vacunas de Estados Unidos, el suministro de vacunas de Estados Unidos asegurado y con la confianza de que tenemos suficientes vacunas para cubrir a todos los estadounidenses que quieran una, anunciamos que donaríamos 80 millones de dosis de nuestra propia vacuna, en el país ahora, para abastecer al mundo a finales de junio. Muchas de estas dosis se están enviando a países de todo el mundo en estos precisos momentos.

Y hoy estamos dando un paso importante que potenciará la lucha mundial contra esta pandemia. Bajo mi dirección, Estados Unidos comprará 500 millones de dosis adicionales a Pfizer, la vacuna de Pfizer, que donaremos a casi 100 países de ingresos bajos y medios. Ellos serán los beneficiarios.

Permítanme repetirlo: Estados Unidos comprará 500 millones de dosis de la vacuna contra COVID-19 de Pfizer para donarlas a casi 100 países que las necesitan desesperadamente en la lucha contra esta pandemia. Es una medida histórica. La mayor compra y donación de vacunas contra COVID-19 nunca hecha por parte de un solo país.

Lo más importante es que se trata de una vacuna de ARNm, que ha demostrado ser extremadamente eficaz contra COVID-19 y todas las variantes conocidas de ese virus hasta ahora.

Estos 500 millones de vacunas comenzarán a enviarse en agosto, tan rápido como salgan de la línea de producción. Doscientos millones de estas dosis se entregarán este año, en 2021, y 300 millones más se entregarán en la primera mitad de 2022.

Permítanme ser claro: al igual que con los 80 millones de dosis que anunciamos anteriormente, Estados Unidos está proporcionando estos 500 millones de dosis sin condiciones. Permítanme decirlo de nuevo: sin condiciones.

Nuestras donaciones de vacunas no incluyen presiones para obtener favores o posibles concesiones. Lo hacemos para salvar vidas, para acabar con esta pandemia. Eso es todo. Y punto.

También quiero agradecer a Albert Bourla, director ejecutivo y presidente de Pfizer, por acompañarme hoy. Hemos llegado a conocernos en los últimos meses. Él, yo y todo su equipo, él verdaderamente ha hecho un esfuerzo en esta etapa crítica de nuestra lucha contra la pandemia.

Y el plan es que 500 millones de dosis que enviaremos a todo el mundo se produzcan en Estados Unidos, incluyendo la planta de fabricación de Pfizer en Kalamazoo, Michigan.

Hace ochenta años, no muy lejos de esa planta en Kalamazoo en la zona de Detroit, trabajadores estadounidenses construyeron tanques y aviones, y vehículos, que ayudaron a derrotar la amenaza mundial del fascismo en la Segunda Guerra Mundial. Construyeron lo que se vino a conocer como el “arsenal de la democracia”.

Ahora, una nueva generación de hombres y mujeres estadounidenses, trabajando con la… trabajando con la última tecnología de hoy día, va a construir un nuevo arsenal para derrotar al actual enemigo de la paz, la salud y la estabilidad mundiales: COVID-19.

Albert tuvo la amabilidad de recibirme en la planta de Kalamazoo en febrero. Es increíble el ingenio, el cuidado y la seguridad que se emplean en cada una de las dosis mientras recorría toda la planta.

Sobre todo, cuando estás allí, sientes el orgullo que sienten todos los trabajadores, el orgullo que sienten por lo que hacen. He estado en muchas plantas. He trabajado, soy un gran sindicalista. Lo he hecho durante toda mi carrera. Pero podías ver las miradas en sus rostros; estaban orgullosos. Lo digo sinceramente, estaban orgullosos de lo que hacían. Sabían lo que estaban haciendo.

Los trabajadores estadounidenses producirán ahora vacunas para salvar vidas de personas en África, Asia, América Latina y el Caribe. Personas que nunca conocerán y que nunca han conocido en lugares que nunca han visitado y que probablemente no tendrán la oportunidad de hacerlo, pero vidas salvadas igualmente gracias al liderazgo estadounidense y al arduo trabajo y los valores de los trabajadores estadounidenses.

Permítanme terminar con esto: Este es un compromiso monumental del pueblo estadounidense. Como ya he dicho, somos una nación llena de personas que se levantan en momentos de necesidad para ayudar a nuestros semejantes, tanto en el país como en el extranjero. No somos perfectos, pero damos el paso adelante.

Pero no estamos solos en este empeño, eso es lo que quiero señalar. Vamos a ayudar a sacar al mundo de esta pandemia, trabajando junto a nuestros socios globales.

Bajo la presidencia británica del G7, las democracias del mundo se plantean cumplir también. Esta contribución de Estados Unidos es la base de los esfuerzos adicionales coordinados para ayudar a vacunar al mundo, vacunar al mundo.

El gobierno británico, el primer ministro, ha liderado una fuerte campaña para que la gente se vacune en todo el Reino Unido, y estoy agradecido de que hagan su propia y generosa donación.

Mañana, los países del G7 anunciarán el alcance total de nuestro compromiso, “nuestro”, refiriéndome al G7. Y quiero dar las gracias a todos mis socios del G7 por haber hecho el esfuerzo de reconocer nuestra responsabilidad para afrontar el momento. Espero con interés trabajar con mis homólogos en estos esfuerzos en los próximos días y mucho más.

Un último punto que quiero dejar claro: este no es el final de nuestros esfuerzos para luchar contra COVID-19 o para vacunar al mundo. Tenemos que convertir la fabricación, tenemos que convertir las dosis fabricadas en inyecciones en los brazos para proteger a las personas y a las comunidades.

Por ello, Estados Unidos ya está aportando cientos de millones en financiación para apoyar los esfuerzos de vacunación de último momento, incluyendo nuevos fondos del Congreso como parte del Plan de Rescate Estadounidense y trabajando con programas en América Latina, Asia y África.

Vamos a seguir fabricando dosis, donando dosis, recibiendo “pinchazos” (jabs), como dicen aquí en el Reino Unido, en los brazos, hasta que el mundo haya vencido a este virus.

Quiero darles las gracias a todos. Ahora, quiero darle la palabra a mi amigo, el director ejecutivo y administrador de Pfizer, Albert Bourla.

Albert, tiene la palabra. Y, una vez más, personalmente, le doy las gracias por el esfuerzo.

SR. BOURLA: Gracias, Sr. Presidente.

EL PRESIDENTE: Gracias.

SR. BOURLA: Muchas gracias.

Gracias, Sr. Presidente. Y, por supuesto, es un gran honor acompañarlo hoy para hacer este anuncio histórico.

Cuando los países del G7 se den cita para esta crítica cumbre, los ojos del mundo estarán puestos en los líderes de estas poderosas naciones y en que puedan ayudar a resolver la actual crisis de COVID-19. Si bien en muchos países desarrollados se ha logrado gran progreso, actualmente el mundo pide a los líderes del G7 que contribuyan a afrontar la responsabilidad de ayudar a vacunar a las personas de todos los países.

Sr. Presidente, sé por las conversaciones que hemos mantenido que estamos de acuerdo en que todos los hombres, mujeres y niños del planeta, independientemente de su situación económica, raza, religión o ubicación geográfica, merecen el acceso a vacunas contra COVID-19 que salvan vidas.

Y una vez más, Estados Unidos ha respondido a este llamado. Estamos sumamente agradecidos a usted y a su gobierno por su liderazgo en este frente.

Hoy proporcionamos 500 millones de dosis de la vacuna Pfizer–BioNTech a los países más pobres del mundo. Esto aumentará significativamente nuestra posibilidad de cumplir nuestra meta de brindar 2000 millones de dosis de la vacuna a países de bajos y medianos ingresos a lo largo de los próximos 18 meses.

Gracias a la inventiva de tantos científicos y a la dedicación de tantos trabajadores en las fábricas, hoy podemos ver con claridad la luz al final del túnel. Pero aún tenemos mucho que hacer. Y puedo asegurarle, Sr. Presidente, que trabajaremos sin pausa para hacer llegar más servicios y terminar con la pandemia.

Justamente esta semana comenzamos a administrar dosis a participantes de entre 5 y 11 años en un estudio mundial de fase 2/3. En este sentido, seguimos llevando adelante nuestros estudios en mujeres embarazadas.

También estamos monitorizando de cerca y estudiando las variantes que están surgiendo, haciendo pruebas de la respuesta de nuestra vacuna a las variantes nuevas que están surgiendo y coordinando con las autoridades de salud pública de todo el mundo los esfuerzos de seguimiento.

Hasta el momento, los datos señalan que ninguna de las cepas de las variantes que existen en la actualidad ha escapado a la protección que ofrece nuestra vacuna. Repito: ninguna. Ni una.

Aun así, hemos creado un proceso para desarrollar, en 100 días, una vacuna nueva si fuera necesario. Dios no lo quiera.

Nuestros científicos también están estudiando la posibilidad de tratar COVID-19 por vía oral. Los indicadores iniciales son prometedores. Y si las cosas van bien, podríamos solicitar la aprobación antes del fin de este año.

Pero yo quisiera finalizar mi… volviendo a subrayar la importancia de su anuncio de hoy, Sr Presidente. En una pandemia, uno está protegido en la misma medida en que lo estén sus vecinos. Los vecinos de la misma calle y los vecinos globales de todo el mundo.

El anuncio de hoy con el gobierno estadounidense nos acerca a nuestra meta y aumenta significativamente la posibilidad de salvar aún más vidas en todo el mundo.

Sr. Presidente, quiero darle las gracias por su liderazgo, visión y colaboración. Esperamos con interés seguir trabajando con su administración para asegurarnos de que la ciencia gane la batalla contra COVID-19.

Gracias.

PRESIDENTE BIDEN: Gracias.

SR. BOURLA: Gracias.

PRESIDENTE BIDEN: Gracias a todos.

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