sábado, abril 20, 2024
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LA LIBERTAD

Por: Onofre Salvador Fulcar

La libertad en un modo simple; se aplica y explica de distintas maneras en la vida del ser humano. Abrir una ventana desde el hogar y ver asomarse el sol, dar unos pasos sonriente, encontrase con un amigo y entablar una gratificante conversación, o simplemente tirarse en un sofá con la cabeza exenta de los pensamientos de culpa, entre otros detalles, te hace apreciar mucho más esta condición por la que se debe luchar cada día.

Existe la libertad de forma, aquella que nos permite estar fuera de una cárcel física, externa, ya sea por una causa justa o injusta, pero también la que se aplica a los asuntos intrínsecos de nuestras interioridades, esas que nos mantienen relajados, sin sobresaltos; reflejada en las sanas actitudes en el difícil arte de convivir con los demás.

Cada instante de la existencia nos presenta este reto; es el estado natural que debe beneficiar a cada persona, visto como aquello que nos mantiene en armonía en la forma y fondo, no dejando resquicio sobre este particular que implique amarras visibles e invisibles. Es una especie de derecho humano fundamental, siempre que no rompa la sanidad con el entorno, fijado en el bien individual y común.

Ser libre es un acto de responsabilidad suprema, expresión consciente cargada de valores representativos de la personalidad. Como tal nos llama a ser tolerantes, comprendiendo nuestros limites en esta demension compartida con otros con iguales derechos. Informarnos y formarnos, viene a ser parte de un paquete que robustece esta parte clave de la vida.

Viendo esto desde el lado opuesto, tenemos que colegir en la necesidad que ha tenido el propio hombre, de aplicar a través de una serie de políticas restrictivas, modelos que sirven en los controles hacia aquellos que van más allá de lo permitido. Por eso, desde tiempos antiguos, amén de todos las barbaridades e injusticias cometidas, ha sido imprescindible regular los modos de libertad, como forma de permanecer en un mundo mínimamente civilizado.

Indiscutiblemente, la libertad no está supeditada a una pura formalidad de impedimentos externos, debe imponerse a factores del propio manejo de la personalidad, controlando aspectos onimosos de la conducta, tales como las perturbaciones depresivas o cualquier elemento que nos expulse de la realidad.

No tener conciencia sobre la libertad en el sentido amplio, es vivir ciego; es una apuesta a arriesgarlo todo, en el entendido de que seremos un cúmulo de errores privado de algo indispensable en la vida de cada persona. Cada paso que demos, sin este entendimiento, nos hará tropezar permanentemente, colocándonos en el lugar de los que abrazan la desgracia.

Este bien tan preciado y despreciado, está intimamente ligado a la dignidad humana; sin el estamos condenados a vivir rodeados de la más espantosa de las miserias. Estar y sentirse sin libertad, es pertenecer al mundo de los que ya dejaron de existir sin darse cuenta.

Sócrates, apostaba al conocimiento como forma de alcanzar la libertad, concebida desde la óptica del ser, a lo que anteponía la llamada esclavitud, en la carencia del mismo. Por eso resulta vital, conocernos y conocer nuestro entorno, a partir de los modelos de enseñanza teóricos y prácticos, tangibles e intangibles, que moldean la personalidad y por ende cada uno de nuestros actos.

Ser libre es una condición que debemos buscar a plenitud tanto en el plano interior como exterior. Las prisiones existen fuera y dentro de nosotros, descubramoslas y condenemos al ostracismo sus peligrosas embestidas, viviendo sin fallas en el mundo de las reglas.

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