miércoles, abril 24, 2024
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María Montez: la realidad que generó la leyenda 

En el 110 aniversario de su nacimiento

por Margarita Vicens de Morales 

A la extraordinaria diva, cuyo nombre original fue María África Gracia Vidal, le correspondió el mérito de ser la primera dominicana, por varias décadas la única, que conquistó el estrellato en Hollywood y de haberse dado a conocer mundialmente como “María Montez, la Reina del Technicolor”, y, asimismo, porque su escultural figura le mereció el título de la “Sirena de Hollywood”.

Retrotrayéndonos a sus orígenes, un tanto distante del esplendor, glamour y opulencia de los círculos cinematográficos, nace María Montez, en la acogedora ciudad costera de Barahona, bañada por las cristalinas y apacibles aguas azul turquesa del Mar Caribe.

Entre los datos que más han llamado la atención de la vida de María Montez, se encuentra haber tenido la valentía de restar 8 años a su edad real en sus inicios en Hollywood en 1940, debido a que se percató de que la gran mayoría de aspirantes a actrices que competían con ella sólo tenían entre 18 y 20 años de edad.

Se puede intuir que el papel más difícil que enfrentó la Montez fue saber proyectar la imagen de una joven de 20 años, tal como lo consignaba su hoja de vida promocionada por la Universal Pictures, cuando realmente era 8 años mayor.

Debe recordarse que entonces, con fines promocionales, los estudios cinematográficos creaban y añadían datos novedosos e interesantes a las hojas de vida de sus aspirantes a estrellas de cine, para motivar la admiración de los fanáticos. Por esa razón parte de lo que recordaban de María Montez sus compueblanos y coetáneos no coincidía con lo que se publicaba en revistas y libros de esa época, particularmente lo que correspondía a su etapa previa a su llegada a Hollywood.

Es lo que nos motivó a emprender una exhaustiva investigación en 1976, cuando afortunadamente aún vivían muchos de los contemporáneos de María Montez, cuyos resultados fueron publicados, paulatinamente, desde ese mismo año, en el Suplemento del periódico Listín Diario y que culminaron con la publicación de la obra María Montez Su Vida en 1992. Su cuarta edición (ampliada y actualizada, 2012) conmemorativa del centenario de su nacimiento, contó con el aval de la DG Cine, para su publicación.

La Montez, contrario a lo que se consigna en la publicidad de su época de estrella de cine, no estudió en un Convento en Canarias, así lo demuestran dos constancias emitidas por el Archivo Histórico Diocesano de Tenerife, que fueron incluidas en la obra de nuestra autoría referida precedentemente (en la tercera y cuarta edición).

Realmente, la segunda hija de Isidoro Gracia y Teresa Vidal vivió en Barahona hasta que acepta la proposición de matrimonio de William G. McFeeters, representante en dicha ciudad del “First National City Bank of New York”, a la edad de 20 años en 1932.

Luego de su divorcio, en 1939, María África llega con el nombre de María (o Marie) McFeeters a New York, donde obtiene un contrato con la “Universal Pictures”, luego viajó a Hollywood e inició su carrera en 1940, después de cumplir con los términos del contrato que le exigían tomar clases de arte dramático, canto, danza e inglés(con el propósito de corregir su marcado acento latinoamericano).

En Hollywood, María África adquiere el nombre de María Montez con el que se hizo famosa a escala global y ciertamente logra el estrellato en la Meca del Cine luegode protagonizar “Arabian Nights” (1942) del director John Rawlins. A ese filme siguen una serie de películas, gran parte de ellas en Technicolor, del mismo género denominado “escapista” (generalmente “fantasías orientales”). Sus ojos rasgados y sus facciones fueronespléndidamente resaltados por los turbantes, parte emblemática del vestuario escogido por los diseñadores del estudio para tales “fantasías orientales”, mientras las túnicas, velos y muy variados atuendos propios del Oriente Próximo se acoplaron increíblemente bien con su silueta. Además de una exótica belleza, entre los atributos de la famosa estrella, se encontraba una tonalidad de piel “ligeramente dorada” que armonizaba extraordinariamente bien con el Technicolor, lo que constituyó una de las razones para que se le concediera el merecido título de laReina del Technicolor.

Su exitosa carrera en Hollywood culmina aun más favorablemente en Europa donde tienen lugar sus mejores actuaciones en la película francesa “Portraitd’unAssassin” y el film italiano “Il Ladro Di Venezia”. No obstante, es justo reconocer que sus películas europeas gozan aún hoy de menos popularidad que las que protagonizó en Technicolor en Hollywood.

Viviendo la Montez en Paris, junto a su segundo esposo, el destacado actor francés Jean Pierre Aumont, su única hija, la pequeña María Christina (Tina Aumont) y sus hermanas Ada, Teresita y Luz, (Consuelo se había casado, y vivía en Hollywood), mientras se encontraba en la plenitud de su vida y de su carrera, fallece trágicamente el 7 de septiembre de 1951, convirtiéndose desde entonces en toda una leyenda.

Deuda pendiente de RD con la Montez

En los más populares filmes en technicolor de María Montez en la etapa de su carrera cinematográfica en Hollywood, generalmente su coestrella fue Jon Hall, a quien por ese mérito le fue otorgada una Estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, mientras que María Montez aún no la tiene.

Los clubes de fanáticos (“fan clubs”) de la “Reina del Technicolor”, que han asumido la gestión, consideran imprescindible el respaldo oficial para que pueda lograrse ese justo objetivo.

Como hemos sugerido en diversas ocasiones, el homenaje más significativo que el Estado dominicano pudiera rendirle a nuestra eximia actriz nacional es la creación de un museo en su honor, como lo ha hecho México con María Félix o Brasil con Carmen Miranda, lo cual permitiría a las nuevas generaciones el disfrute de su enaltecedor recuerdo.

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