El Día de Muertos, celebrado los días 1 y 2 de noviembre, es una tradición profundamente enraizada en la cultura mexicana que ha captado la atención global por su colorido homenaje a los seres queridos que ya no están. Entre los numerosos elementos que componen esta celebración, uno de los más reconocibles internacionalmente es La Catrina, una figura que, aunque nació como una crítica social, hoy se ha transformado en un símbolo del ciclo de la vida y la muerte.
La Catrina fue concebida en 1912 por el grabador José Guadalupe Posada bajo el nombre de «La Calavera Garbancera.» Su creación fue una sátira hacia aquellos que, a pesar de su pobreza, pretendían ser parte de la élite al adoptar costumbres europeas. Años después, el muralista Diego Rivera inmortalizó esta imagen en su obra Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, dándole el nombre de «La Catrina» y vistiendo a la calavera con un elegante atuendo, simbolizando así a la alta sociedad mexicana.
Este personaje ha trascendido su origen crítico y hoy en día se ha convertido en una representación de la aceptación de la muerte en la cultura mexicana. Durante las festividades del Día de Muertos, La Catrina aparece en desfiles, ofrendas y disfraces, como una figura que celebra la belleza de la muerte y la importancia de recordar a los seres queridos.
Este icono mexicano sigue fascinando a personas de todo el mundo, quienes ven en La Catrina no solo un símbolo del Día de Muertos, sino también un reflejo de la identidad y el patrimonio cultural de México.