sábado, febrero 22, 2025
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Las tierras raras y sus desafíos:

Por : Renso Herrera Franco

La noticia de que la República Dominicana posee una de las mayores reservas de tierras raras del mundo marca un punto de inflexión en nuestra historia económica. Este hallazgo no solo nos brinda la oportunidad de transformar la nación, sino que también nos plantea desafíos cruciales. Durante demasiado tiempo nos hemos refugiado en la excusa de que no contábamos con los recursos económicos necesarios para construir una sociedad más próspera y alcanzar un desarrollo económico y social más justo.

Hoy estamos en un cruce de caminos: por un lado, la gestión responsable de nuestros recursos, para beneficio de todos; por el otro, el riesgo de caer en la trampa de la “vida del nuevo rico”. La decisión del mañana se toma hoy. Si no gestionamos esta riqueza con una visión de futuro, podríamos enfrentar la enfermedad holandesa o repetir la historia de aquellos países petroleros que desperdiciaron su fortuna en políticas económicas insostenibles.

Lecciones de los Emiratos Árabes Unidos y otros modelos exitosos

Los Emiratos Árabes Unidos (EAU) son un ejemplo a seguir. En apenas una generación, esta nación dejó de depender exclusivamente del petróleo para convertirse en una de las economías más diversificadas y avanzadas del mundo.Pienso que este éxito se basa en tres pilares fundamentales:

  1. Diversificación económica: Desde la década de 1970, los EAU han invertido sus ingresos petroleros en sectores como turismo, aviación, tecnología y energías renovables.
  2. Fondos soberanos estratégicos: Entidades como el Abu Dhabi Investment Authority (ADIA) y Mubadala han asegurado que su riqueza beneficie a las generaciones futuras.
  3. Planes de desarrollo a largo plazo: Estrategias como el Plan 2041, el Plan 2071 y el ambicioso proyecto 2117 para colonizar Marte demuestran que el progreso requiere visión y planificación.

Países como Noruega y Dinamarca han adoptado estrategias similares, utilizando sus fondos soberanos para transformar la riqueza generada por sus recursos naturales en bienestar sostenible para su población.

Un pacto nacional para la explotación de las tierras raras

Si queremos que este descubrimiento se convierta en un motor de desarrollo real, necesitamos un pacto nacional – tal como propuso el Listín Diario en noviembre – que establezca como uno de sus pilares la explotación de las tierras raras de manera equitativa y eficiente. Esta parte del pacto debe incluir:

  • La creación de un Fondo Soberano de Inversión: Inspirado en los modelos de los EAU y Noruega, este fondo garantizaría que los ingresos de la minería se reinviertan en infraestructura, educación y diversificación económica.
  • El desarrollo de distritos mineros sostenibles: Con ello se aseguraría que la riqueza generada beneficie directamente a las comunidades locales a través de empleos de calidad, inversión en infraestructura y programas de desarrollo social.
  • Un marco regulatorio claro y transparente: Es imprescindible contar con reglas que protejan el medioambiente, respeten los derechos de las comunidades y aseguren una distribución justa de los beneficios.
  • Un enfoque en la industrialización: Se debe incentivar la creación de industrias locales que agreguen valor a las tierras raras en lugar de limitarse a exportar materia prima.
  • Un liderazgo comprometido con el futuro: Es necesario contar con dirigentes que transformen esta riqueza en un legado duradero para las generaciones venideras.

El reto de las élites y la sociedad

Este pacto, liderado por el gobierno pero construido en consenso con la oposición y el sector privado, debe entenderse como un contrato social que beneficie a toda la nación, y no solo a unos pocos. Los dividendos de este proyecto no se limitarán a ganancias económicas, sino que se traducirán en paz social y seguridad ciudadana, elementos esenciales para el desarrollo socioeconómico y el respeto por el estado de derecho. Las élites económicas, políticas e intelectuales tienen la responsabilidad de liderar este proceso con transparencia y visión de país, evitando que la oportunidad se diluya en disputas cortoplacistas o intereses particulares.

Las tierras raras pueden ser la llave para convertir a la República Dominicana en un país desarrollado y con equidad social y económica. Para lograrlo, debemos aprender de los mejores ejemplos del mundo, planificar con inteligencia y, sobre todo, actuar con responsabilidad.

Este es el momento de demostrar que podemos transformar nuestra riqueza en bienestar duradero. ¿Estaremos a la altura del desafío?

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