Por: Rosanna Barrera
Viernes Santo, en la tradición cristiana, es un día de profunda reflexión, recogimiento y respeto por el sacrificio de Jesucristo. A lo largo de la historia, esta fecha ha sido símbolo de penitencia, de recordar el amor supremo y de promover valores de solidaridad y compasión. En un mundo cada vez más acelerado, este día nos invita a detenernos, a conectar con nuestro interior y a honrar la memoria de quienes se han ido.
«Históricamente, Viernes Santo no ha sido un día para el desenfreno, el consumo excesivo de alcohol o actividades que distraen del espíritu de recogimiento». La tradición cristiana y muchas culturas alrededor del mundo han enfatizado la importancia de la introspección, la oración y la unión familiar en estos días. La utilización del tiempo para el descanso espiritual y la solidaridad con los más vulnerables es una práctica que enriquece a la humanidad y fortalece los lazos sociales.
En el contexto actual en República Dominicana y la importancia del respeto durante esta Semana Santa, tras la tragedia del Jet Set que cobró 231 vidas hasta el momento, el pasado 8 de abril, el país enfrenta un momento de profunda tristeza y exigencia de justicia. La indignación ciudadana ante dicho suceso refleja un clamor por responsabilidad, reclamando transparencia por parte de las autoridades y reparación de los daños a las víctimas. Este momento exige que la Semana Santa sea un tiempo de recogimiento, solidaridad con las familias afectadas y reflexión sobre las causas y soluciones a los problemas que enfrentamos como sociedad. La festividad no debe ser utilizada como excusa para actividades que distraen o trivializan este dolor colectivo. En cambio, debe ser una oportunidad para fortalecer nuestros lazos cristianos, promover el amor y la empatía, y exigir justicia con respeto y dignidad en su tiempo, apelando a la misericordia de Dios y su protección.
Por eso, mantener la importancia de este día significa honrar la memoria de esas víctimas, apoyar a sus familiares y reflexionar sobre la necesidad de un cambio social que garantice mayor seguridad y justicia. La solidaridad y el amor deben ser los pilares que guíen nuestras acciones durante estos días, no actividades que puedan restar solemnidad o desviar la atención del verdadero significado de la fecha, pero sin cortapisas por parte de las autoridades, dejando fluir el dolor que se ha instalado en el corazón de todo un pueblo.
La Semana Santa, especialmente en momentos de dolor como el que atraviesa República Dominicana, debe ser un tiempo de introspección, respeto y unión. El espíritu de Viernes Santo nos invita a dejar atrás actividades que distraen del verdadero significado de la fecha y a enfocarnos en el amor, la solidaridad y en la búsqueda de justicia para quienes han sido víctimas de tragedias. Solo así podremos construir una sociedad más consciente, responsable y compasiva.
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