Aunque cada mes la luna llena ilumina el cielo, hay una que, para millones de personas, tiene un significado profundamente espiritual. Se trata de Vesak, una de las celebraciones religiosas más importantes del mundo, en la que los budistas conmemoran tres eventos esenciales en la vida de Siddhartha Gautama, conocido como Buda: su nacimiento, su iluminación y su muerte.
La festividad tiene lugar durante la luna llena del mes lunar de Vesakha —entre abril y junio, según el calendario gregoriano— y es reconocida por la mayoría de las escuelas budistas, aunque con particular devoción por la rama Theravāda, practicada en países como Sri Lanka, Tailandia, Myanmar, Laos y Camboya.
Según la tradición budista, fue un día de luna llena en el año 623 a.C. cuando nació Buda. También en un día como ese alcanzó la iluminación bajo el árbol de Bodhi en Bodhgaya, India, y, 45 años después, falleció a los 80 años. Por eso, Vesak simboliza el ciclo completo de vida y sabiduría.
Aunque sus orígenes no están del todo claros en los textos canónicos antiguos, la celebración aparece mencionada en el Mahavamsa, una crónica histórica de Sri Lanka escrita entre los siglos V y VI, y en los relatos de peregrinos budistas como el monje chino Fa Xian. Muchos historiadores creen que el festival adquirió forma y popularidad con la expansión del budismo durante el reinado del emperador Ashoka, en el siglo III a.C., aunque también podría tener raíces más antiguas y regionales.
Desde 1950, la Asociación Mundial de Budistas promovió el Vesak como una celebración internacional, y en 1999 la Organización de las Naciones Unidas lo declaró oficialmente como una de sus festividades religiosas reconocidas.
Hoy, durante Vesak, las ciudades y templos se llenan de color, farolillos, ofrendas florales y meditaciones colectivas. En Sri Lanka, por ejemplo, las calles de Colombo se adornan con luces y esculturas luminosas que representan escenas de la vida de Buda. En Tailandia, se organizan grandes actos devocionales en templos como Wat Suthat, mientras que en otros países los fieles liberan aves o peces como símbolo de compasión.
Más allá de su carácter ceremonial, Vesak también es una oportunidad para la reflexión interior y el cultivo de valores universales como la paz, la generosidad, la humildad y la compasión. A través de actos solidarios, como la entrega de alimentos a los más necesitados o el respeto hacia todos los seres vivos, los budistas honran el legado de Buda no solo como figura histórica, sino como guía espiritual vigente.
Vesak nos recuerda que incluso en la oscuridad, una luna llena puede iluminar el camino de quienes buscan vivir con conciencia, armonía y bondad. Una festividad que une a millones en torno a la meditación, la gratitud y el deseo de un mundo más sabio y compasivo.


