Cada 21 de septiembre, el mundo celebra el Día Internacional de la Paz, una fecha proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas con el propósito de fortalecer los ideales de paz, tanto dentro de las naciones como entre ellas. Más que una efeméride, este día es una invitación a detenernos, reflexionar y actuar frente a los desafíos que ponen en riesgo la convivencia pacífica.
El mensaje central es claro: la paz no es solo la ausencia de guerra, sino la construcción diaria de sociedades más justas, inclusivas y solidarias. Implica erradicar la pobreza, garantizar la igualdad, respetar los derechos humanos y fomentar el diálogo en lugar del enfrentamiento. La paz es también un compromiso personal, que empieza en la forma en que nos relacionamos en nuestras familias, comunidades y espacios de trabajo.
En un mundo atravesado por conflictos armados, crisis humanitarias, desigualdades sociales y tensiones políticas, la celebración del Día Internacional de la Paz cobra mayor relevancia. Recordarnos que la paz es posible significa asumir que no es un ideal lejano, sino una meta alcanzable si se construye colectivamente.
La República Dominicana, como nación caribeña marcada por una rica diversidad cultural, también se suma a este compromiso. La paz se refleja en el fortalecimiento de la democracia, en la promoción de valores ciudadanos y en la búsqueda de soluciones sostenibles para los problemas sociales que nos afectan. Cada gesto de reconciliación, cada esfuerzo por tender puentes en lugar de muros, suma en esta gran tarea.
El lema que año tras año propone la ONU recuerda que la paz no es un regalo, sino una conquista. Por eso, en esta fecha se invita a todas las personas a participar en actividades comunitarias, encuentros de diálogo, actos simbólicos como el minuto de silencio al mediodía, o iniciativas educativas que promuevan la convivencia pacífica.
El Día Internacional de la Paz nos recuerda que el futuro solo puede construirse sobre bases de respeto, solidaridad y cooperación. Es una jornada para renovar la esperanza de que, pese a las diferencias y los conflictos, siempre es posible elegir el camino de la paz.
