Santo Domingo vive un momento clave en su historia culinaria. La ciudad no solo ofrece sabores que van desde lo más tradicional hasta lo más innovador, sino que cada año amplía y diversifica su oferta para atraer a locales, visitantes y críticos internacionales.
Con cientos de restaurantes, bares y negocios de comida callejera, nuestra gastronomía es un motor económico que genera miles de empleos directos e indirectos y proyecta a Santo Domingo como un destino que sabe combinar hospitalidad, creatividad y calidad.
La calle, un patrimonio por organizar
Más allá de los manteles blancos y las copas de cristal, la ciudad también respira en sus esquinas. Un sándwich de pierna de Joaquín, un taco de D’Chino Taco, los mariscos de El Mariscón, un chicharrón de la calle Cayetano Germosén, un rico hot dog, los food trucks o una hamburguesa de Los Jefes son ejemplos de una gastronomía callejera auténtica que, si se organiza, podría convertirse en un atractivo turístico tan potente como los mercados de Ciudad de México, las carretillas de Lima o los puestos de Bangkok.
Un plan de certificaciones, capacitación y promoción podría darle a nuestra comida callejera el estatus que merece, integrándola a rutas gastronómicas oficiales y multiplicando su impacto económico y cultural.
Reconocimiento y proyección internacional
Este año, Santo Domingo celebra la reciente inclusión de la Guía Marcafi, que seleccionó los 100 mejores restaurantes de la ciudad. Entre ellos, Temporada, el grupo gastronómico de mi esposa Catherine Lemoine, alcanzó el puesto 23, un reconocimiento al trabajo en equipo, la constancia y la creatividad.
Soñamos con que este sea solo el primer paso para que en los próximos años guías de prestigio internacional como 50 Best Restaurants/Bars y la Guía Michelin incluyan a Santo Domingo en sus rankings, visibilizando el potencial culinario que tenemos.
Un calendario que impulsa el sector
Del 15 al 21 de septiembre de 2025, el Restaurant Week Santo Domingo volvió a llenarse de propuestas irresistibles en los menús de muchos restaurantes de la ciudad. Este evento no solo promueve el consumo, sino que fomenta la curiosidad gastronómica y acerca nuevos públicos a la alta cocina.
A propósito de esto, quiero felicitar a las nuevas autoridades de ADERES (Asociación Dominicana de Restaurantes)por la juramentación de su nueva directiva, encabezada por Giancarlo Bonarelli, nuevo presidente, y Lissette Olivares, vicepresidenta ejecutiva. También aprovecho para saludar el buen trabajo realizado por Omar Cepeda, expresidente, por su valioso aporte al sector.
El camino a seguir
Para consolidar a Santo Domingo como un verdadero hub gastronómico regional, necesitamos:
• Crear rutas temáticas que integren alta cocina y gastronomía callejera.
• Ampliar el calendario de eventos más allá de dos o tres citas anuales.
• Promover formación continua en hospitalidad, idiomas y tendencias globales. Hoy más que nunca debemos fortalecer la capacitación entre cocineros, bartenders y camareros.
• Impulsar alianzas entre restaurantes, hoteles y productores locales.
Santo Domingo ya tiene el talento, la tradición y la diversidad de sabores. Lo que resta es trabajar juntos para que nuestra mesa sea reconocida como una de las más emocionantes y auténticas del continente.
¡Santo Domingo tiene con qué!
Jorge Juan Feliz Pacheco
El autor es regidor del Distrito Nacional