El magnesio ha ganado popularidad en redes sociales como un “aliado” para dormir mejor, aliviar calambres musculares o reducir la ansiedad. Sin embargo, más allá de su reputación reciente, este mineral es fundamental para múltiples funciones del cuerpo, desde la salud neurológica hasta la regulación cardíaca, según explica el nutricionista Ricardo Calle.
A pesar de su importancia, el magnesio no es una solución mágica para el insomnio ni para el estrés. La evidencia científica sobre sus efectos directos en el sueño sigue siendo limitada. “Algunas personas con espasmos musculares nocturnos pueden dormir mejor al reducir estas molestias, pero no es un remedio universal”, señala.
Existen diferentes tipos de magnesio en el mercado —citrato, bisglicinato, óxido— que varían en absorción y tolerancia. Se recomienda prestar atención al “magnesio elemental” indicado en la etiqueta, ya que de ello depende la dosis real que se ingiere. También advierte que un exceso puede causar efectos secundarios como diarrea, náuseas o complicaciones en personas con problemas renales.
Los expertos coinciden en que la mejor manera de obtener magnesio es a través de la dieta. Verduras de hoja verde, frutos secos, legumbres y pescados como el salmón aportan cantidades suficientes para la mayoría de las personas. Los suplementos solo deberían considerarse bajo supervisión médica, especialmente en quienes tienen riesgo cardiovascular, problemas renales o déficit comprobado del mineral.
En resumen, el magnesio contribuye a la salud general y puede favorecer la relajación, pero no reemplaza hábitos de sueño saludables ni tratamientos médicos cuando son necesarios. Una dieta equilibrada suele ser suficiente para mantener los niveles adecuados sin necesidad de depender de pastillas.