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República Dominicana en la Línea de Fuego: El Nuevo Desafío Hemisférico

Por: Rafael Guerrero Peralta

La geopolítica del crimen transnacional ha alcanzado una dimensión sin precedentes en el hemisferio occidental. La República Dominicana, por su ubicación estratégica y conectividad aérea y marítima, se encuentra hoy en el epicentro de una lucha silenciosa entre Estados democráticos y las redes criminales transnacionales que buscan controlar territorios, rutas, instituciones y mercados globales.

América Latina no enfrenta únicamente problemas de narcotráfico, vivimos la consolidación de un ecosistema criminal integrado por carteles militarizados, guerrillas transformadas en estructuras narco-políticas, redes financieras ilícitas, tráfico de armas, explotación minera ilegal, corrupción sistémica y estructuras de propaganda digital dedicadas a manipular escenarios políticos y migratorios. En este tablero hemisférico, el Caribe ha dejado de ser zona periférica para convertirse en corredor estratégico…

Nuestro país se ubica en el punto intermedio geográfico entre el Sur que produce y el Norte, que al igual que Europa, son el principal foco de consumo, esta condición multiplica tanto las oportunidades legítimas como las amenazas emergentes.
A esto se suma un factor de máxima gravedad:

La crisis estructural y el colapso institucional de Haití.

El territorio vecino ha evolucionado hacia un escenario dominado por pandillas transnacionales, estructuras paramilitares, crimen financiero y redes migratorias descontroladas. No existe en nuestra región una mayor fuente de riesgo para la estabilidad democrática, económica y social que la creciente descomposición haitiana.

Hoy La frontera Dominico-Haitiana no es una simple línea geográfica, es el frente inmediato de contención entre el orden y la anarquía criminal. República Dominicana está llamada a fortalecer su seguridad desde una visión estratégica, integrando inteligencia avanzada, cooperación internacional, control fronterizo tecnológico, políticas migratorias racionales y blindaje institucional para evitar infiltración criminal y corrupción política.

En un contexto global en que los Estados Unidos y otras potencias redefinen su aproximación al crimen organizado, llegando incluso a clasificar carteles como organizaciones terroristas, nuestro país debe actuar con determinación, unidad nacional, modernización del sistema de justicia y visión preventiva.

El compromiso de la sociedad dominicana debe ser defender la democracia, la estabilidad y el desarrollo frente a los riesgos transnacionales que amenazan la región.

La República Dominicana tiene la capacidad, los aliados y la posición estratégica para convertirse en el bastión de seguridad y orden en el Caribe, pero esto exige liderazgo, disciplina institucional y una cultura nacional de responsabilidad, legalidad y vigilancia cívica.

No estamos ante una crisis común, estamos frente a un desafío histórico. La pregunta no es si la amenaza crecerá, sino si estaremos preparados para enfrentarla.

La historia ha demostrado que la oscuridad siempre retrocede ante la convicción de los pueblos, nos observan y La República Dominicana no puede fallar.

Hoy nos corresponde a nosotros demostrarlo nuevamente.