miércoles, diciembre 31, 2025
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Ío, la luna más volcánica del sistema solar, revela 4.500 millones de años de erupciones

Ío, la luna de Júpiter, vuelve a sorprender. Considerado el cuerpo más volcánico del sistema solar, este mundo rojizo cubierto por mares de lava y columnas eruptivas gigantescas habría estado en erupción casi desde el origen del sistema solar, según un estudio publicado en la revista Science.

Gracias a nuevas observaciones de la sonda Juno de la NASA y al análisis de la composición química de su atmósfera, científicos concluyen que Ío ha mantenido una actividad volcánica ininterrumpida durante unos 4.500 millones de años. Esta longevidad la convierte en una auténtica reliquia geológica: un laboratorio natural para comprender cómo evolucionan los mundos interiores, tanto en nuestro vecindario cósmico como en planetas más allá del Sol.

Un infierno activo desde el inicio

Las estremecedoras imágenes captadas por JunoCam muestran paisajes dominados por lava, montañas recién descubiertas en sus regiones polares y gigantescas plumas volcánicas que emergen del subsuelo. Pero lo más revelador provino de ALMA, el observatorio ubicado en el desierto de Atacama, que permitió medir las proporciones de isótopos de azufre en su atmósfera.

Los resultados indican que Ío ha perdido entre el 94% y el 99% de su reserva original de azufre debido a miles de millones de años de erupciones continuas. La conclusión es contundente: su motor térmico —alimentado por el intenso estiramiento gravitacional que ejerce Júpiter— lleva activo desde la infancia del sistema solar.

El poder del calentamiento por mareas

La intensa actividad volcánica de Ío se debe a un fenómeno conocido como calentamiento de marea. La luna orbita en una resonancia con sus vecinas Europa y Ganímedes, lo que la obliga a seguir una trayectoria ligeramente elíptica. Esa variación hace que Júpiter la estire y comprima constantemente, generando un calor descomunal que derrite su interior y desencadena erupciones de escala planetaria.

Este proceso no solo moldea a Ío. Los científicos señalan que la misma fuerza que derrite su roca podría mantener el océano subterráneo de Europa cálido y líquido desde hace miles de millones de años, un elemento clave para la posible existencia de vida.

Un archivo viviente del sistema solar

Para los especialistas, Ío es una ventana al pasado. Su comportamiento estable a lo largo de miles de millones de años indica que su sistema orbital se ha mantenido sorprendentemente constante y que procesos similares podrían haber modelado otros mundos en nuestra galaxia.

“Estamos viendo a Ío tal como siempre fue”, afirman los investigadores, quienes sostienen que esta luna, tan hostil como fascinante, aún tiene mucho que revelar sobre el funcionamiento de los planetas y sus satélites.

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