Por Onofre Salvador
En apenas una semana, utilizada para un pequeño descanso en mi lugar de origen, de nombre La Rancha, El Cercado, he sido testigo de dos aparatoso accidentes, en los que se produjo una muerte y dos heridos de gravedad, producto del deslizamiento y choque de vehículos de motor.
No podríamos pasar por alto los niveles de imprudencia en este tipo de acontecimientos, inmensamente tristes, sin embargo, existe un elemento adicional altamente peligroso, como son los postes del tendido eléctrico, dispersos en las carreteras del país, los que están sumando muertos y heridos por montones.
No sabemos de cuales criterios se partió para la colocación tan numerosa y cercana a las carreteras, prácticamente rozando el borde de las mismas, de esas terribles moles de cemento y varilla que sostienen el cableado eléctrico, donde de manera muy seguida, se estrellan vehículos de todos los calibres.
Tengo información, aparte de las recientes muertes y lesiones, de un número alto, solo en el trayecto Las Matas de Farfán- El Cercado, todos en circunstancias similares, es decir, en choques mortales con los postes referidos, denominados por algunos, como los asesinos de las carreteras.
Este grave problema, a la vista de todos, no amerita de un ponderado análisis, para entender que aquellos que lo propiciaron, no pensaron un mínimo en la vida de los ciudadanos de este país, al no respetar ni siquiera algunos metros entre el pavimento y estas estructuras, las que están llevando luto permanente a muchas familias.
Sería bueno conocer el tipo de contrato elaborado para estos fines. El Estado o quien sea, debe tener o cargar con algunos niveles de responsabilidad civil en estos casos, mismos que no pararán por las características que se han descrito, hasta conduciendo con cierta prudencia, dada las condiciones de peligrosidad que presentan muchos tramos carreteros.
Pienso y creo firmemente, que en este negocio estatal y privado, gerenciado por las llamadas Edes, se puso de manifiesto el tema ganancia, dando de lado al elemento vida y propiedad, al colocar estos asesinos de concreto, muchos de los cuales están pegados a las aceras de las casas, en la misma proporción que las propias carreteras.
Si al día de hoy, se contabilizaran los muertos por la causa aludida, las cifras estarían rondando números elevadisimos, todo por las desagradables modalidades contractuales, en las que siempre salen perjudicadas las grandes mayorías.
Es innegable la mejoría que experimentó el sistema eléctrico en nuestro país, a partir tal vez en algunos casos de contrataciones, señaladas unas cuantas de nocivas a los intereses de la nación, pero esto, a lo que nos referimos, es imperdonable. Por más que se quiera alegar, eso de los postes del tendido eléctrico se hizo terriblemente mal, por encima de la vida no hay justificación valedera.
Lamentablemente, seguiremos viendo los episodios de muertes, heridos y propiedades destruidas, por la imprudencia en ocasiones de conductores de autos, motos y demás, pero más que eso, continuaremos siendo testigos de la imprudencia planificada, contratada, de miles de postes del tendido eléctrico, listos para destrozar sin contemplación, todo artefacto conducido por personas que se le vaya encima.
