Por Dr. Luis Cruz
Responsable de seis pandemias, el cólera azotaba desde tiempo antes de que el COVID-19 amenazara con existir, acabando con la vida de millones de personas alrededor del mundo. A pesar de que las cifras han disminuido significativamente, sigue siendo una gran amenaza global para la Salud Pública.
En nuestra isla, luego de más de cien años sin casos reportados de cólera, vimos un resurgimiento de la enfermedad tras el terremoto que devastó a la nación de Haití en el 2010. Con el esfuerzo de las autoridades de salud, este brote fue contenido, logrando tres años sin casos reportados hasta octubre de 2022. Desde entonces, se han confirmado más de 3000 casos en Haití y más de 90 en la República Dominicana.
¿Pero qué es el cólera y qué puedo hacer para prevenirlo?
El cólera es una infección gastrointestinal aguda ocasionada por la ingesta de la bacteria Vibrio cholerae. La presentación va desde personas que se mantienen asintomáticas, hasta otras que presentan diarrea leve, sin gran peligro y otras tantas que desarrollan diarrea profusa, ocasionando marcada deshidratación y pudiendo llevar a la muerte. A pesar de que la diarrea es un síntoma común de muchas enfermedades leves, es recomendable buscar ayuda médica en las siguientes circunstancias:
Más de 7 episodios de diarrea en 24 horas
Diarreas abundantes y de mayor volumen al que puede reponer a través de la ingesta de fluidos
Diarrea que dura más de 2 días sin mejoría
Sed excesiva, boca seca, orina mínima o ausente
Fiebre de más de 39ºC
Sangre en las heces
Dolor abdominal severo
Para prevenir esta enfermedad se recomienda el uso de fuentes de agua potable, el lavado apropiado de frutas y vegetales y el lavado frecuente de manos. A nivel de salud pública, el rastreo precoz de contactos y la vacunación de poblaciones vulnerables han sido de gran éxito en la contención de los brotes. Esta vacuna es particularmente efectiva, con mínimos efectos secundarios y consiste en dos tomas orales.
Una vez diagnosticado el cólera, el tratamiento consiste en rápida hidratación con soluciones especiales por vía oral o intravenosa, dependiendo del nivel de deshidratación existente. Ciertos antibióticos también han mostrado disminuir la duración de la enfermedad