El texto de la siguiente declaración fue emitido por los gobiernos de los Estados Unidos de América, Australia, Canadá, Chequia, Dinamarca, Estonia, Israel, Japón, Letonia, Lituania, Noruega, la República de Corea, Eslovenia y el Reino Unido:
Inicio del texto:
Los gobiernos de Australia, Canadá, Chequia, Dinamarca, Estonia, Israel, Japón, Letonia, Lituania, Noruega, República de Corea, Eslovenia, el Reino Unido y los Estados Unidos de América nos mantenemos firmes en nuestro compromiso de trabajar con la Organización Mundial de la Salud (OMS), los expertos internacionales cuya misión es vital, y la comunidad global para entender los orígenes de esta pandemia a fin de mejorar nuestra seguridad sanitaria mundial y capacidad de respuesta. Juntos, apoyamos un análisis y evaluación transparente, e independiente, libre de interferencias e influencia indebida, de los orígenes de la pandemia de COVID-19 . Respecto a este punto queremos expresar colectivamente nuestras preocupaciones respecto al reciente estudio convocado por la OMS en China, enfatizando, al mismo tiempo, la importancia de trabajar juntos para desarrollar un proceso internacional de evaluación de brotes de orígenes desconocidos en el futuro que sea rápido, eficaz, transparente, basado en la ciencia e independiente.
La misión de la OMS es fundamental para el avance de la salud y seguridad sanitaria mundiales; apoyamos plenamente a sus expertos y al personal y reconocemos su trabajo incansable para poner fin a la pandemia de COVID-19, trabajo que incluye entender cómo empezó y se propagó la pandemia. Teniendo en mente tan importante mandato se hace igualmente esencial que expresemos colectivamente nuestras preocupaciones respecto a que el estudio de los expertos internacionales sobre los orígenes del virus SARS-Cov-2 sufrió retrasos y no tuvo acceso a las muestras y los datos completos y originales. Las misiones científicas como esta deberían tener acceso en condiciones que permitan producir recomendaciones y conclusiones de manera independiente y objetiva. Compartimos estas preocupaciones no solo por el beneficio de aprender todo lo que podamos sobre los orígenes de esta pandemia, sino también para iniciar el camino hacia la creación de un proceso que sea oportuno, transparente y basado en pruebas para las próximas crisis sanitarias.
Tomamos nota de las conclusiones y recomendaciones, entre ellas la necesidad de más estudios de animales para averiguar la transmisión a los humanos, e instamos a impulsar estudios de fase 2 por expertos. Mirando hacia el futuro, la OMS y los Estados Miembros deben renovar su compromiso con el acceso, la transparencia y la puntualidad. En un brote significativo de un patógeno desconocido con potencial pandémico, una evaluación rápida, independiente, liderada por expertos y sin obstáculos es crítica para preparar mejor a nuestras naciones, instituciones de salud pública, industrias y gobiernos para que respondan eficazmente a dicho brote y eviten pandemias futuras. Es de fundamental importancia que expertos independientes tengan acceso total a todos los datos de seres humanos, animales y entornos pertinentes, así como a las investigaciones y personal implicados en las etapas iniciales relevantes del brote para determinar cómo empezó esta pandemia. Con toda la información disponible, la comunidad internacional podrá evaluar independientemente los orígenes de COVID-19, aprender valiosas lecciones de esta pandemia y prevenir devastadoras consecuencias de futuros brotes de enfermedades.
Resaltamos la necesidad de crear un mecanismo que sea robusto, integral y liderado por expertos para investigar rápidamente los brotes de origen desconocido, conducido con la colaboración plena y abierta de todas las partes interesadas y de conformidad con los principios de transparencia, respeto de la privacidad e integridad científica y de investigación. Colaboraremos con la OMS para fortalecer capacidades, mejorar la seguridad sanitaria mundial e inspirar confianza pública en la habilidad del mundo para detectar, prepararse y responder a brotes futuros.