El amor, ese sentimiento tan fundamental en nuestras vidas, que es necesario para sentirnos plenos, seguros, y yo diría que conectados con la divinidad y el universo, es ese sentimiento no se expresa de la misma manera para todos. Las diferencias en nuestras personalidades, sumadas a los estilos de apego que desarrollamos desde la infancia, influyen profundamente en cómo damos y recibimos amor. A medida que he crecido y madurado, he comprendido hasta cierto punto, las diferencias en cómo sentimos o en cómo expresamos el amor, y eso aplica para todo tipo de amor, amor entre padres e hijos, amor entre otros familiares, entre amigos y el amor de pareja. Entre estas variaciones, el apego evitativo y el apego ansioso son dos estilos que ilustran cómo la necesidad de cercanía o la necesidad de independencia pueden moldear nuestras relaciones.
Por mi experiencia personal, en mi familia y por las personalidades de unos y otros, puedo decir que he vivido estas diferencias de apegos y de expresiones. No puedo recordar ni una vez algún momento en que mi padre me dijera te amo o te quiero, pero con toda certeza puedo decir que es la persona que más me ha amado en el mundo. A mi papá le era difícil dar un beso, un abrazo o expresar amor con palabras; cuando era adolescente y reflexioné sobre esto pensé que tal vez era debido a la crianza, a esos tiempos de antes donde las familias eran muy formales y protocolares y no había probablemente tanta espontaneidad entre adultos y niños, pensaba que podían existir ciertas normas que coartaban las expresiones de amor y que luego al él tener su propia familia no sabía como romper esos patrones de comportamiento en sí mismo. Sin embargo, a pesar de esa manera inexpresiva en palabras y gestos corporales, yo sabía cuanto me amaba, lo sabia por sus actos de servicio, porque se desvivía por complacerme en todo lo que yo quisiera, porque se antecedía a mis peticiones y porque al hablar de mí o mirarme, lo hacia como que yo era un ser celestial o de otro planeta. Su expresión de amor siempre fue darlo todo por su familia, no importara el sacrificio que fuese necesario, estar siempre presente en silencio, a veces con una distancia observadora, pero siempre atento a cuidar, a proteger y a proveerlo todo y esa forma de ser y amar aplicaba para todos nosotros, esposa, hijas y nietos. Esta experiencia, misma que se repite en mi entorno, me ha llevado a buscar información psicológica sobre este tema, el amor según la personalidad.
Amor según la personalidad
Cada persona, con sus rasgos únicos de personalidad, manifiesta el amor de formas distintas. Las personas extrovertidas o expresivas suelen expresar su afecto de manera abierta y visible, mediante gestos y palabras. Para ellas, el amor es una celebración compartida, un lazo que se fortalece con la cercanía y la comunicación constante, teniendo detalles, enviando mensajes, mostrando interés y preocupación por las personas que aman, necesitando besos y abrazos, y diciendo con frecuencia, te quiero o te amo.
En contraste, quienes tienen una personalidad más introvertida pueden mostrar su amor de manera mucho más reservada. Prefieren gestos sutiles, como pasar tiempo en silencio o realizar actos de servicio que, aunque no siempre son evidentes, reflejan un profundo afecto. Para estas personas, el amor no siempre necesita ser hablado, sino que se siente en la presencia compartida y en los pequeños detalles.
Apego evitativo: El amor en la distancia
Las personas con un estilo de apego evitativo tienden a sentirse incómodas con la cercanía emocional. Aunque pueden amar profundamente, les resulta difícil expresarlo abiertamente. Prefieren mantener cierta distancia emocional, evitando la dependencia o la vulnerabilidad que implica el amor.
En una relación, alguien con apego evitativo puede mostrar su amor a través de la independencia, valorando el espacio personal tanto para sí mismo como para su pareja. Los actos de amor pueden manifestarse en la forma de apoyo práctico, como ayudar a resolver problemas o ser un compañero confiable, pero sin demasiada carga emocional. Para ellos, el amor es algo que se demuestra en la acción, no necesariamente en las palabras o en gestos románticos evidentes.
Apego ansioso: El amor en la búsqueda constante de seguridad
Por otro lado, quienes tienen un apego ansioso suelen buscar una constante reafirmación del amor de su pareja. Necesitan sentirse seguros y valorados, lo que a menudo se traduce en una búsqueda continua de cercanía y validación. El miedo al abandono puede llevarlos a ser más expresivos y a veces demandantes en la relación, queriendo mantener una conexión constante.
El amor, para alguien con apego ansioso, es una fuente tanto de satisfacción como de ansiedad. Las expresiones de afecto tienden a ser intensas y frecuentes, y pueden incluir una necesidad constante de comunicación y cercanía física. Quieren sentir que el amor está presente en todo momento, y cualquier señal de distancia emocional puede ser interpretada como una amenaza a la relación.
El amor y el apego
Entender cómo la personalidad y el estilo de apego influyen en la expresión del amor es fundamental para construir relaciones saludables y equilibradas. Reconocer que alguien con apego evitativo necesita más espacio no significa que ame menos, al igual que comprender que una persona con apego ansioso necesita más cercanía no significa que sea dependiente en lo absoluto, simplemente son formas de expresarse y de amar.
El reto en las relaciones radica en encontrar un punto medio donde ambas partes se sientan amadas y seguras, donde puedan conocerse, comprenderse y aceptarse. Esto implica comunicación abierta, empatía y un esfuerzo mutuo por entender las necesidades del otro. Al final del día, el amor no se trata de cuánto o cómo se expresa, sino de cómo se adapta y se nutre según las características y necesidades de cada uno y en buscar juntos el camino de la felicidad.
Aceptar y respetar las diferencias en la manera de amar es una alta muestra de madurez emocional y un paso importante hacia la construcción de vínculos más fuertes y saludables que puedan perdurar por siempre. Porque, en su esencia, el amor es tan variado y único como las personas que lo sienten y lo expresan, y particularmente, aunque tal vez en algún momento digamos lo contrario, nadie puede sobrevivir y sentirse pleno sin amor.
Crecimiento personal por Pincel Digital