Redacción Pincel | 11 de junio de 2025
El paso del tiempo no solo deja huellas visibles en el cuerpo, también afecta silenciosamente al corazón. A partir de los 65 años, este órgano vital sufre cambios estructurales y funcionales naturales que, sin los cuidados adecuados, pueden aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, la buena noticia es que con hábitos saludables y revisiones periódicas, es posible mantener el corazón fuerte y activo durante muchos años más.
Con la edad el corazón tiende a volverse más rígido, las válvulas pueden deteriorarse y la respuesta ante esfuerzos físicos o emocionales disminuye. Además, los vasos sanguíneos pierden elasticidad, lo que eleva el riesgo de hipertensión y arritmias como la fibrilación auricular.
Pero no todo está determinado por el calendario biológico. La prevención cardiovascular sigue siendo clave, especialmente en la tercera edad.
Cuatro pilares para mantener el corazón joven
Los especialistas coinciden en que el envejecimiento del sistema cardiovascular no es completamente evitable, pero sí puede ralentizarse o compensarse mediante prácticas cotidianas. Estas son las principales:
- Ejercicio físico regular y adaptado a la edad
- Caminar, nadar, montar bicicleta o bailar fortalece el músculo cardíaco, mejora la presión arterial y mantiene la elasticidad arterial.
- Aumenta la “reserva funcional” del corazón, lo que permite afrontar mejor situaciones de esfuerzo o estrés.
- Alimentación equilibrada
- Dietas ricas en fibra, frutas, verduras y grasas saludables ayudan a controlar el colesterol, la glucosa y los triglicéridos.
- Evitar los ultraprocesados es esencial para reducir la inflamación y la acumulación de placa en las arterias.
- Control médico periódico
- Revisiones regulares permiten detectar a tiempo factores de riesgo como hipertensión, diabetes o arritmias.
- Es fundamental realizar un chequeo cardiovascular antes de iniciar actividades físicas exigentes.
- Gestión emocional y descanso adecuado
- El estrés prolongado, el insomnio o la ansiedad afectan directamente la salud del corazón. Aprender a manejar emociones y dormir bien es parte del tratamiento preventivo.
El ejemplo extremo: vivir al límite con el corazón preparado
Aunque la mayoría de personas mayores necesita moderar su actividad física, existen casos de adultos mayores capaces de superar retos extremos. Este tipo de experiencias solo son seguras si van precedidas de entrenamiento progresivo y de una evaluación médica completa. “Un corazón entrenado envejece mejor que uno sedentario”, afirma. Y aunque los cambios estructurales no pueden evitarse, sí pueden controlarse y compensarse con una vida activa, equilibrada y supervisada clínicamente.
Vivir más, pero también mejor
En definitiva, el corazón sí envejece, pero no tiene por qué fallar. Con información, prevención y buenos hábitos, es posible mantener no solo la salud, sino también la independencia, vitalidad y calidad de vida en la adultez mayor.
Un corazón activo es un corazón con más años de vida por delante.