viernes, octubre 31, 2025
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El sistema de drenaje en Santo Domingo: una deuda política de años

Por Jorge Juan Feliz Pacheco
Regidor del Distrito Nacional

En 2022 y 2023 vivimos episodios de lluvias extraordinarias que pusieron a prueba, y evidenciaron, la fragilidad del drenaje pluvial en Santo Domingo. Por ejemplo, en noviembre de 2023 cayeron 431 milímetros de lluvia en 24 horas, un récord histórico según los reportes oficiales. Ese volumen superó con creces la capacidad de diseño del sistema pluvial en muchos puntos de la ciudad y provocó inundaciones, pérdidas humanas y materiales.

Tras el primer evento, el Gobierno anunció que en el Presupuesto 2023 se incluiría la primera etapa de la reconstrucción del drenaje pluvial de Santo Domingo, reconociendo que sería un proceso de varios años. Sin embargo, la promesa se planteó nuevamente para los presupuestos de 2024 y 2025, quedando prácticamente incumplida por falta de recursos. Esperamos que, en las discusiones del Presupuesto 2026, sea asumido el tema, aunque, conversando con amigos legisladores, aparentemente tampoco será prioridad para el próximo año.

¿Cuánto costaría “hacer el drenaje”?

El drenaje pluvial de Santo Domingo no es un simple conjunto de filtrantes: es un sistema hidráulico complejo y metropolitano. En 2012, la CAASD presentó un Plan Maestro del Gran Santo Domingo, elaborado con apoyo del BID, que integraba el saneamiento, las aguas residuales y el drenaje. Ese plan estimó el costo total en US$600 millones, para ejecutarse en etapas hasta 2040.

Trayendo ese monto a la actualidad, hablamos de una obra que superaría los US$1,200 millones, equivalentes, a la tasa actual de RD$64.30 por dólar, a unos RD$77,160 millones de pesos.

¿Qué se ha hecho en 35 años?

Desde 1990 hasta hoy se han ejecutado obras importantes: la canalización de cañadas como Bonavides, Las 800, Guajimía y Los Ríos; la construcción de filtrantes y colectores en avenidas como la 27 de Febrero, Churchill, Lincoln y la Núñez de Cáceres; y las intervenciones del Metro de Santo Domingo, cuyas galerías subterráneas se convirtieron en la mayor inversión de infraestructura con impacto hidráulico en la capital.

También deben destacarse los trabajos de drenaje y adecuación del parque de la Núñez de Cáceres, donde durante años se realizaron mejoras para mitigar las inundaciones en esa zona crítica.

Sin embargo, el sistema sigue incompleto: faltan los macrocolectores principales, la red primaria y un fondo permanente de mantenimiento que garantice limpieza y operatividad.

Y más allá de la infraestructura, sigue faltando voluntad para cumplir la Ley No. 120-99, que prohíbe tirar desperdicios sólidos en calles, aceras, parques, contenes, caminos, mares y ríos.

¿Qué se ha hecho después de los “noviembres negros”?

Debemos reconocer que el Ayuntamiento del Distrito Nacional ha iniciado una primera fase que incluye filtrantes, colectores e imbornales en puntos críticos, con una inversión de RD$270 millones transferidos desde el Gobierno central. Para el próximo año está presupuestada una inversión adicional de RD$80,398,993, sumando un total de RD$350,398,993.

Además, desde 2022 la Alcaldía, a través del Presupuesto Participativo, ha invertido aproximadamente RD$35 millones anuales, acumulando RD$105 millones hasta este año. Particularmente reconozco el esfuerzo, pero es muy insuficiente, porque la suma de ambos montos asciende a RD$455,398,993, equivalentes a unos US$7.08 millones, lo que representa apenas el 0.6 % del costo total estimado de un sistema de drenaje pluvial funcional.

En definitiva, esta obra requiere voluntad política y una gran alianza entre los municipios de la mancomunidad del Gran Santo Domingo para abordar el tema de forma integral.

Las lluvias de Melissa

Durante el paso de la tormenta Melissa, Santo Domingo permaneció seis días consecutivos bajo alerta roja y se registraron, según las autoridades de la ONAMET, aproximadamente 499 milímetros de lluvia acumulada.

A pesar de ello, no hubo desastres mayores en nuestra ciudad gracias al trabajo coordinado de miles de colaboradores del ADN, bomberos, Defensa Civil, juntas de vecinos y otras instituciones públicas.

Ese esfuerzo fue valiente, técnico y ejemplar, pero nos recordó una verdad incómoda: prevenir no sustituye la deuda estructural de años que tenemos con esta importante obra.

El peso de la historia: más de tres décadas de gestión presidencial y municipal, rumbo a 38 años

Alcaldes del Distrito Nacional (1990–presente):

1990–1994: Rafael Corporán de los Santos (PRSC) / 1994–1998: Rafael “Fello” Suberví Bonilla (PRD) / 1998–2002: Johnny Ventura (PRD) /2002–2016: Roberto Salcedo (PLD) / 2016–2020: David Collado (PRM) / 2020–presente: Carolina Mejía (PRM)

Resumen:
PRSC: 4 años / PLD: 14 años /PRD–PRM combinados: 19 años y 8 meses (al concluir su período la actual gestión en 2028).

Es decir, el PRD–PRM, concluida la actual administración en 2028, habrá gobernado la ciudad casi 20 de los últimos 38 años; el PLD durante 14 y el PRSC durante 4.

Nota: Cabe recordar que entre 1990 y 2002 la Alcaldía del Distrito Nacional administraba todo el Gran Santo Domingo, lo que hacía aún más compleja la gestión pluvial de aquel tiempo, aunque eso no exime de responsabilidad.

Presidentes de la República Dominicana (1990–presente):

1990–1996: Joaquín Balaguer (PRSC) / 1996–2000: Leonel Fernández (PLD) / 2000–2004: Hipólito Mejía (PRD) / 2004–2012: Leonel Fernández (PLD) /2012–2020: Danilo Medina (PLD) / 2020–presente: Luis Abinader (PRM)

Resumen:
PRSC: 6 años / PLD: 16 años /PRD–PRM combinados: 12 años (al concluir la gestión en 2028).

En otras palabras, al llegar 2028, en 38 años el PRD–PRM habrá gobernado el país 12 años, el PLD 16 y el PRSC 6.

La realidad: ¿quién tiene la culpa?

Estos datos dejan claro que no existe un solo culpable político. La responsabilidad es compartida: todos los partidos han tenido tiempo, conocimiento de dónde obtener los recursos y oportunidad para ejecutar la obra.

Durante más de tres décadas, todas las administraciones, municipales y nacionales, compartieron la omisión estructural de no convertir el drenaje en prioridad.

Ahora, al concluir el 2025, no se trata de quién tuvo la culpa, sino de quién asume la responsabilidad. Culpar a un solo partido no solo es injusto, es inexacto y hasta populista. Porque mientras discutimos quién tiene la razón o quién está equivocado, la gente sigue sufriendo cada vez que caen fuertes lluvias.

En fin, nuestra ciudad no necesita culpables: necesita compromisos reales, con planificación, mantenimiento, continuidad y un compromiso de Estado, sin importar quién gobierne en el futuro.

Ya es tiempo de que el drenaje sea una prioridad de todos.
¡Santo Domingo tiene con qué!

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