El empresario Elon Musk anunció este miércoles que pone fin a su colaboración como asesor del presidente Donald Trump, marcando una ruptura notable con el gobierno al que ayudó a retornar al poder. Su decisión llega tras manifestar profundas críticas al nuevo proyecto presupuestario republicano, que considera una contradicción directa a los principios de austeridad que él mismo promovió desde su rol como líder del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE).
Musk había sido designado por Trump como «Empleado Especial del Gobierno», lo que le permitió desempeñarse durante 130 días al año en labores oficiales. Desde enero, estuvo al frente del DOGE, una unidad creada para reducir el gasto público y eliminar ineficiencias en el uso de fondos federales. Sin embargo, la reciente aprobación en la Cámara de Representantes del ambicioso plan fiscal de Trump —que incluye recortes tributarios, aumento del gasto en defensa y un nuevo techo de deuda— motivó su salida.
“Mi periodo como Empleado Especial ha concluido. Agradezco al presidente Trump por la oportunidad de servir al país reduciendo el gasto innecesario. Confío en que DOGE será una fuerza duradera dentro del gobierno”, publicó Musk en su cuenta en X.
En declaraciones a noticieros de EEUU, Musk expresó sentirse “decepcionado” con el paquete presupuestario, argumentando que incrementa el déficit y pone en riesgo los logros alcanzados por su equipo. “Francamente, me sorprendió ver ese enorme proyecto de gasto. No solo no reduce, sino que aumenta el déficit”, afirmó. Según estimaciones, la propuesta presupuestaria aumentaría el déficit en unos 600 mil millones de dólares.
El distanciamiento entre Musk y Trump parece ser tanto técnico como político. DOGE aseguraba haber generado ahorros por 175 mil millones de dólares, aunque medios como la BBC han cuestionado la veracidad de esas cifras. A esto se suman las presiones sobre Tesla, la empresa insignia de Musk, que ha enfrentado protestas y caídas en ventas por el involucramiento político de su CEO.
A pesar de haber contribuido con más de 250 millones de dólares a la campaña de Trump, Musk afirmó esta semana que planea reducir su participación en asuntos políticos para enfocarse en la dirección de Tesla durante al menos cinco años más. “Hice lo que debía hacerse”, dijo al defender sus acciones en el gobierno.
Con su renuncia, Musk no solo cierra un capítulo de colaboración con la administración Trump, sino que lanza una señal clara sobre el rumbo fiscal que considera dañino para el país y para la credibilidad de los esfuerzos por una gestión más eficiente del Estado.