Por Dilcia Ureña
Desde el pasado mes de octubre con el Decreto núm. 633-22 que designa como Director Ejecutivo al Dr. Francisco Ramírez, brillan destellos de esperanza en el corazón de una institución de fines tan sublimes como el Instituto Nacional de Formación y Capacitación del Magisterio (INAFOCAM), cuyo objetivoprincipal es “educar a los educadores”, lo que a su vez, supone una inmensa responsabilidad que pesa sobre quien ostente su dirección ejecutiva, y sobre la que caerá el peso de los aciertos a partir de la asunción de su cargo, como asimismo y en forma proporcional, aquellos desaciertos que en virtud del principio de continuidad que rige al Estado, y que no obstante “no siendo de su gestión y perteneciendo al pasado”, sendos efectos permeará la nueva gestión hasta la aniquilación total de sus vestigios.
Don Francisco Ramírez, es entonces ese ser humano acreedor de grandes competencias, con un antecedente intachable que viene a subirnos las expectativas en torno al resultado de que lo que auguramos será una gestión plagada de buena práctica como le caracteriza. Don Francisco, no solo es buen profesional, sino que dentro de sus virtudes resaltan las siguientes: amable, cercano, humilde, honrado, trabajador, responsable, gran gerente y educador consagrado.
Sin temor a equivocarnos, podemos afirmar que la escogencia de Don Francisco Ramírez para estar al frente del INAFOCAM renueva el valor reputacional de este instituto, pues solo basta echar un vistazo a su hoja de vida para verificar las competencias y conocimientos que domina del área del saber, con una trayectoria ininterrumpida y actualizada, pues sus estudios inician en los 80 y continúan actualizándose hasta las postrimerías del año 2011.
Como es sabido esta gestión de gobierno se caracteriza por priorizar el espectro que enmarca a todos los educadores y los responsables e interesados en la educación, lo que nos lleva a poner la mirada en el profesional de la educación. Él es sin duda alguna uno, entre muchos otros, de los importantes artífices del desarrollo de una sociedad. Como académica, estos temas que no son fáciles de abordar, a su vez, no dejan de atraernos, porque siempre es motivo de diálogo y de confrontación frecuente entre quienes ejercen la docencia y concomitantemente ejercen otrosquehaceres.
Asimismo, Francisco Ramírez, gran maestro, quien ha dedicado su vida a la investigación y a la docencia, sirve de mínimo común denominador para la conducta individual y comunitaria, hombre de principios que merece que todos trabajemos de la mano para alcanzar la transparencia y la ética responsable de la gestión educativa pública.
¡Enhorabuena!
