Groenlandia, la isla más grande del mundo, se ha convertido en un escenario crucial de las tensiones internacionales. Recientemente, Donald Trump, presidente electo de Estados Unidos, ha reiterado su intención de adquirir el territorio, describiéndolo como una «necesidad absoluta» para la seguridad económica de su país. Esta propuesta, aunque polémica, no es nueva y tiene raíces en la larga historia de Groenlandia como parte del Reino de Dinamarca.
¿Por qué Groenlandia es parte de Dinamarca?
Aunque Groenlandia se encuentra geográficamente en América del Norte, ha sido territorio danés desde el siglo XVIII. Sus lazos con Dinamarca se remontan a los colonos nórdicos que llegaron a la isla en el siglo X, liderados por figuras como Erik el Rojo. Estos asentamientos desaparecieron en el siglo XV, pero en 1721, el misionero danés Hans Egede encabezó una expedición para establecer presencia en Groenlandia, iniciando así su incorporación oficial al reino danés.
Dinamarca consolidó su dominio sobre la isla en el siglo XVIII, convirtiéndola en una colonia formal. Durante más de dos siglos, Groenlandia fue gobernada como un territorio dependiente, con poca atención a su desarrollo social o económico. No fue hasta 1953 que Groenlandia dejó de ser una colonia y se convirtió en una parte integral del Reino de Dinamarca, otorgando a sus habitantes la ciudadanía danesa.
En 1979, un referéndum permitió a Groenlandia obtener autonomía parcial, delegando la gestión de la mayoría de sus asuntos al gobierno local, aunque Dinamarca retuvo el control de la defensa y la política exterior. Este proceso de autonomía se amplió en 2009, cuando se aprobó una ley que reconoció el derecho de la isla a decidir su independencia, un tema recurrente en los debates políticos tanto en Nuuk como en Copenhague.
La importancia estratégica de Groenlandia
El interés de Estados Unidos en Groenlandia está impulsado por factores geopolíticos y económicos. Con el calentamiento global, el deshielo del Ártico ha abierto nuevas rutas marítimas y ha facilitado el acceso a recursos estratégicos como tierras raras, uranio e hidrocarburos. Esto ha convertido a Groenlandia en un punto clave para las grandes potencias, incluyendo a Rusia y China, que también han mostrado interés en la región.
La ubicación estratégica de Groenlandia en el Ártico la convierte en un activo geopolítico indispensable. Durante la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ocupó la isla con el consentimiento de Dinamarca, que estaba bajo ocupación nazi. Desde entonces, Washington ha mantenido una presencia militar significativa en Groenlandia, incluida la Base Aérea Thule, que hoy opera como la Base Espacial Pituffik.
El rechazo a los intentos de compra
Estados Unidos ha intentado comprar Groenlandia en varias ocasiones. En 1867, durante la expansión territorial estadounidense, se exploró la posibilidad de adquirir la isla. En 1946, el secretario de Estado James Byrnes ofreció 100 millones de dólares en oro a Dinamarca, pero la propuesta fue rechazada. Más recientemente, Trump revivió esta aspiración en 2019 y nuevamente en 2025, provocando rechazo tanto en Dinamarca como en Groenlandia.
El primer ministro groenlandés, Múte Egede, ha rechazado tajantemente cualquier propuesta de compra y ha abogado por la independencia de la isla. Por su parte, la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, ha reafirmado que Groenlandia «no está en venta» y ha subrayado que su futuro dependerá exclusivamente de la voluntad de sus habitantes.
Un futuro incierto
El debate sobre el estatus de Groenlandia refleja la complejidad de equilibrar la soberanía nacional, los intereses estratégicos y los desafíos del cambio climático. Aunque las aspiraciones de independencia de Groenlandia están presentes, su dependencia económica de los subsidios daneses y su importancia geopolítica en el Ártico aseguran que continuará siendo un tema central en la política internacional.
Groenlandia, una tierra marcada por su historia y su estratégica posición geopolítica, sigue siendo un símbolo de la intersección entre el pasado colonial y las dinámicas globales contemporáneas.