viernes, octubre 3, 2025
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Guillermo de Luxemburgo se convierte en gran duque tras la abdicación de su padre Enrique

Luxemburgo vivió este viernes una jornada histórica con el relevo en su jefatura de Estado. Después de 25 años en el trono, el gran duque Enrique de Luxemburgo abdicó en favor de su hijo mayor, Guillermo, en una ceremonia breve pero cargada de simbolismo que marca el inicio de una nueva era para la familia ducal.

El acto oficial comenzó poco antes de las diez de la mañana en el palacio ducal de Luxemburgo, donde Enrique y su esposa, la gran duquesa María Teresa, recibieron a sus invitados: sus otros cuatro hijos, miembros de la realeza europea —entre ellos representantes de las casas reales de Países Bajos y Bélgica—, así como dirigentes de instituciones de la Unión Europea.

La ceremonia de abdicación, de apenas 15 minutos, estuvo marcada por la solemnidad y también por gestos de cercanía. Tras el traspaso de poderes, los miembros de la familia se fundieron en abrazos y besos, reflejo de la emoción que envolvió el momento. María Teresa no pudo ocultar las lágrimas, mezcla de despedida y de orgullo hacia su primogénito, que desde hoy encabeza la monarquía luxemburguesa junto a su esposa, la nueva gran duquesa Estefanía, quien lució un vestido azul con pedrería, evocando el atuendo que llevó en los primeros retratos oficiales de la pareja.

Un relevo anunciado

El cambio de trono no tomó por sorpresa: hace un año, Enrique había designado a Guillermo como lugarteniente, un paso institucional que anticipaba su sucesión. El acto de este viernes consolidó ese proceso, recordando la transición vivida hace 25 años cuando Enrique sucedió a su padre, el gran duque Juan.

Juramento ante el Parlamento

Tras la abdicación en palacio, Guillermo prestó juramento como nuevo gran duque ante la Cámara de Diputados, en presencia de las mismas autoridades y representantes internacionales. Este acto protocolario dio paso a la faceta más cercana de la jornada: el paseo de los nuevos soberanos por las calles de Luxemburgo y el saludo desde el balcón del palacio, donde se congregaron miles de ciudadanos para celebrar el inicio de un nuevo reinado.

Vínculos europeos y familiares

El ambiente estuvo marcado no solo por la solemnidad, sino también por la complicidad entre las casas reales invitadas. Luxemburgo mantiene profundos lazos históricos con los Países Bajos —con quienes compartió corona hasta el siglo XIX— y vínculos familiares con Bélgica, pues el gran duque Enrique es primo hermano del rey Felipe.

La presencia de las princesas herederas Amalia de los Países Bajos y Elisabeth de Bélgica, quienes saludaron con la tradicional reverencia a los nuevos duques, reforzó el carácter intergeneracional de esta transición.

Una nueva etapa para Luxemburgo

Con el juramento de Guillermo, Luxemburgo inicia un capítulo renovado en su historia monárquica. La ceremonia, que combinó protocolo y cercanía, reflejó el deseo de la familia ducal de mantener la tradición, al tiempo que abre el camino para una generación que aspira a reforzar la relación de la monarquía con el pueblo.

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