Santiago de Chile. El líder del Partido Republicano, José Antonio Kast, se perfila como presidente electo de Chile tras obtener una amplia ventaja sobre la candidata de izquierda Jeannette Jara en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales celebradas este domingo.
Con el 25 % del escrutinio oficial, Kast alcanza el 59 % de los votos frente al 40 % obtenido por Jara, quien había sido la candidata más votada en la primera vuelta realizada en noviembre. Se trata de los primeros comicios presidenciales en Chile con voto obligatorio, un factor que añade complejidad al análisis del comportamiento electoral.
El resultado preliminar sugiere que Kast logró capitalizar el respaldo de los sectores de derecha que quedaron fuera en la primera ronda, tras recibir el apoyo del libertario Johannes Kaiser y de la candidata de la derecha tradicional, Evelyn Matthei. A ello se suma una aparente transferencia parcial de votos de electores que en la primera vuelta respaldaron opciones conservadoras.
Persistía, no obstante, incertidumbre sobre el comportamiento de los más de cinco millones de ciudadanos que votaron por primera vez de manera obligatoria, así como sobre el destino del electorado del candidato antisistema Franco Parisi, quien alcanzó cerca del 20 % de los sufragios en la primera vuelta.
Kast, abogado de profesión y candidato presidencial por tercera vez, ha centrado su campaña en un discurso de “mano dura”, con énfasis en seguridad ciudadana, control migratorio y reducción del gasto público. Su propuesta representa una ruptura con la actual administración de izquierda.
Por su parte, Jeannette Jara, exministra del Trabajo del gobierno saliente, encabezó una coalición que agrupó a la izquierda y la centroizquierda, con un programa enfocado en el fortalecimiento de la protección social, junto con medidas para enfrentar los desafíos de seguridad y migración, temas prioritarios para la ciudadanía.
La contienda estuvo marcada por un fuerte contraste entre dos modelos de país y por los esfuerzos de ambos candidatos por atraer al electorado de centro, en una elección considerada histórica por el nivel de polarización política.
De mantenerse la tendencia del escrutinio, Chile se encamina hacia un giro significativo en su conducción política a partir del próximo período presidencial.



