Si por sinónimo entendemos que dos palabras tienen el mismo significado o muy parecido, podemos decir que son palabras “sinónimas”. Pero si profundizamos en sus definiciones, comprobamos que existen importantes diferencias. Un conocimiento que el protocolista debe conocer es la gran diferencia entre la ETIQUETA y el PROTOCOLO.
El protocolo es el conjunto de normas, muchas veces ordenadas en un documento oficial solemne y que recoge costumbres y tradiciones de uso inveterado de las cancillerías de Estado (en un determinado territorio o legisladas como el instrumento «constitucional» que regula las precedencias de una nación en las relaciones entre sus co-instituciones, con otros Estados y organizaciones internacionales), y en los actos oficiales fijan la ordenación de autoridades, símbolos, distinciones y honores que configuran la imagen plástica del poder, representativa de cada Estado, organismo internacional e instituciones.
Una acepción que delimita el campo de actuación del protocolo a la norma y a la regla en los siguientes campos:
• Simbología de identificación: Banderas, escudos e himnos.
• Tratamientos honoríficos: A los cargos públicos les corresponde un tratamiento honorífico por el cargo que ostentan.
• Ordenación de precedencias: Todas las autoridades oficiales, ya sean de carácter nacional, autonómico, provincial o local, deben ocupar el lugar que les corresponde en los actos oficiales.
• Celebración de actos oficiales: Como es el caso de la Fiesta Nacional o la toma de posesión de un cargo oficial.
En resumen, cuando hablamos del protocolo de una ceremonia nos referimos, por ejemplo, al uso de las banderas, a la precedencia de las autoridades que asisten al acto y a su ordenación en el mismo.
El actuar de una manera determinada y adecuada a cada situación, ya sea esta profesional y personal, a través del comportamiento. Y cuando este se aplica en un acto solemne, hablamos, entonces, de la etiqueta.
Consecuentemente, la etiqueta es el comportamiento, los modales, la presencia que se requiere en las diferentes ceremonias, dependiendo de su identidad. Y esta conducta no solamente se refiere a la gestual sino también a la visual, es decir, la vestimenta.
Determinadas ceremonias solemnes precisan de un comportamiento e indumentaria propios, es decir, para su correcta celebración se requieren etiquetas propias. Si esta no se cumple, la esencia y los objetivos de la ceremonia se verán corrompidos.