En la actualidad, la dignificación de los colaboradores en las empresas privadas y en las instituciones del Estado se ha convertido en un tema crucial. La dignidad en el trabajo no solo es un imperativo moral, sino también un factor determinante para la productividad, el bienestar y la satisfacción laboral. Pero, ¿qué significa realmente dignificar a los colaboradores? ¿qué políticas de recursos humanos se aplican en las instituciones? ¿qué importancia se le da a la gente?
Dignificar a los colaboradores comienza con un trato humano y respetuoso. Esto implica reconocer y valorar a cada individuo no solo como un recurso productivo, sino como una persona con derechos, necesidades y aspiraciones. El respeto, la empatía y la escucha activa son pilares fundamentales en este proceso. Los líderes y directivos deben promover una cultura de inclusión y respeto, donde cada voz sea escuchada y cada preocupación, atendida. Los líderes deben darle la cara a la gente, no sólo cuando es necesario por fechas o eventos especiales, sino de manera constante, evitando las distancias que a veces quedan tan marcadas entre director y empleado, y donde esos empleados o colaboradores no tienen acceso a ver a los directivos más allá de momentos extraordinarios en las organizaciones.
La gente, los colaboradores son el pilar fundamental de cualquier organización. Valorarlos implica reconocer sus contribuciones, habilidades y esfuerzos, esto implica tratarles con dignidad y proveer esa dignidad en el ambiente laboral.
Crear espacios de trabajo dignos, limpios, cómodos y adecuados a la naturaleza de cada área o función de trabajo, donde existan servicios básicos y comunes, como estancias de tomar agua y café, baños en buenas condiciones e inclusivos, espacios para tomar alimentos (desayuno, almuerzo, cena) según apliquen los horarios de trabajo, son aspectos esenciales para lograr el bienestar integral de los empleados.
A raíz de ver en redes sociales y grupos de WhatsApp las opiniones en favor y en contra del gasto en almuerzos realizado por una institución del Estado para sus colaboradores, nos motivamos a escribir sobre este tema. ¿Es que acaso ofrecer una opción de alimentación en el área de trabajo, a colaboradores que además de entregar su esfuerzo cada día, no necesariamente en nuestro país tienen los mejores salarios, es algo fuera de lo normal? ¿Es que esta acción no puede ser vista como una inversión en la gente que pasa todo el día fuera de casa para ganar el sustento de su familia, y muchas veces sin poder tener una alimentación adecuada durante esas horas? Ofrecer agua, café, un desayuno, almuerzo o cena a los colaboradores no se trata de un beneficio adicional, sino de una muestra de preocupación por el bienestar del empleado. Un lugar limpio y adecuado para almorzar contribuye además en la salud física y mental de los trabajadores. ¿Cuántas instituciones tienen un comedor de empleados digno? ¿Cuántas tienen área de socialización y descanso? ¿Cuántas tienen baños adecuados? Estos espacios son vitales para reducir el estrés, mejorar la cohesión del equipo y lograr sentido de pertenencia. El espacio de trabajo es nuestro segundo hogar, pasamos generalmente más de 40 horas a la semana dentro de nuestro lugar de trabajo, si allí no somos valorados, no tenemos espacios dignos, ni se nos trata con respeto y consideración, estaríamos en condiciones vulnerables físicas y emocionales.
Los descansos regulares y un ambiente laboral positivo son cruciales para mantener la motivación y la eficiencia. Permitir que los empleados tomen unos minutos de descanso no es una pérdida de tiempo, sino una inversión en su bienestar. Un buen ambiente laboral, caracterizado por relaciones armoniosas y una comunicación abierta, fomenta la colaboración y la creatividad. La prevención del acoso laboral y la promoción de la igualdad de oportunidades son también aspectos vitales en la construcción de un entorno de trabajo saludable.
Las áreas comunes, como los baños y las salas de descanso, deben estar bien mantenidas y ser accesibles para todos. Estos espacios reflejan el respeto de la organización por la dignidad y el confort de sus empleados. Además, un entorno de trabajo ergonómico es esencial para prevenir lesiones y promover la salud a largo plazo. Sillas adecuadas, escritorios ajustables y equipos o herramientas que cumplan con los estándares ergonómicos son inversiones que se traducen en menos ausentismo y mayor productividad. Así mismo la climatización, la ambientación al olfato, la iluminación y la acústica, influyen en el bienestar en los espacios laborales.
Como ya mencionamos, el lugar de trabajo es donde las personas pasan la mayor parte de su día, generalmente de 8 a.m. a 5 p.m., lo que suma alrededor de 40 horas a la semana. Dado que los empleados pasan tanto tiempo en su lugar de trabajo, es crucial que este sea un entorno donde se sientan cómodos, valorados y respetados. Un colaborador que recibe un buen trato y dignidad en su trabajo tiende a estar más motivado y a sentirse identificado con su espacio de trabajo, su empresa o institución.
Cuando los colaboradores sienten que se les trata con dignidad, su motivación y sentido de pertenencia aumentan significativamente. Un empleado que se siente valorado es más propenso a comprometerse con los objetivos de la organización, a mostrar lealtad y a esforzarse por contribuir al éxito colectivo. La identificación con el lugar de trabajo no solo mejora la moral, sino que también fomenta una cultura organizacional sólida y un espíritu de equipo robusto.
Los beneficios a los colaboradores no solo solo el tema de una compensación justa o competitiva, no se trata de los salarios, se trata también de ofrecer equilibrio entre el trabajo y la vida personal.
Implementar programas de bienestar, como gimnasios o acceso a áreas deportivas en la institución o fuera de ella, programas de alimentación saludable, de atención médica y apoyo psicológico, muestra preocupación por el bienestar integral de los colaboradores. Esto crea un entorno laboral más saludable y atractivo.
La dignificación de los colaboradores no solo mejora su bienestar, sino que también tiene un impacto directo en la productividad y el compromiso. Los empleados que se sienten valorados y cuidados son más propensos a estar comprometidos con los objetivos de la organización. Este compromiso se traduce en una mayor calidad del trabajo, una menor rotación de personal y una cultura organizacional más fuerte y cohesionada.
Las empresas e instituciones que adoptan estos principios están construyendo un futuro más justo, saludable y eficiente para la gente.
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