Este 11 de junio, el cielo nocturno se vestirá de misticismo con la llegada de la luna llena de fresa, un evento astronómico que, además de belleza, trae consigo una rica carga cultural y simbólica que se remonta siglos atrás. Aunque el nombre sugiere un color rosado, en realidad no tiene relación directa con el tono de la luna, sino con el calendario agrícola de los pueblos originarios de Norteamérica.
Durante esta época, maduraban las fresas silvestres en regiones como Virginia, y la luna llena marcaba el momento ideal para su recolección. De ahí su nombre: “luna de fresa”. En otras culturas también se conoce como luna del loto, luna de flores, luna de plantación o incluso luna de hidromiel, dependiendo del simbolismo estacional o espiritual en cada región del mundo.
Como ocurre aproximadamente cada 29 días, esta fase lunar iluminará por completo el cielo nocturno, reflejando los rayos del Sol sobre la cara visible del satélite. Según la NASA, no se necesita ningún equipo especial para admirarla: solo mirar hacia arriba. No obstante, unos binoculares o un telescopio pueden revelar detalles fascinantes del relieve lunar: cráteres, mares y sombras que cuentan la historia geológica de nuestro satélite natural.
Desde el Caribe hasta Asia, todos los pueblos han mirado la luna con una mezcla de ciencia, poesía y espiritualidad.
Para quienes viven en República Dominicana, la luna de fresa también ofrece una oportunidad de reconexión. Ya sea desde la playa, la montaña o la ciudad, observar la luna nos recuerda nuestra pertenencia al cosmos, la continuidad de los ciclos naturales y la importancia de hacer pausas para contemplar.
Ver la luna no es solo un acto astronómico, es también un momento de introspección.
Una invitación a detenernos, agradecer y reflexionar bajo su luz serena.
Este junio, déjate iluminar por la luna de fresa y su mensaje de plenitud, conexión y renacer.
