El asesinato reciente del activista político de derecha Charlie Kirk es un trágico ejemplo de cómo la intolerancia y el odio hacia aquellos que tienen opiniones diferentes pueden tener consecuencias devastadoras. Aunque Kirk promovía un discurso conservador sobre temas como el feminismo, la nacionalidad, los derechos de los transgéneros, entre otros temas, que generaban controversia y debate, su capacidad para expresar sus puntos de vista de manera abierta y valiente es digna de reconocimiento, independientemente de si se comparten o no sus opiniones. Es preocupante que algunas personas en las redes sociales hayan llegado a afirmar que él se lo merecía, lo que refleja un preocupante nivel de intolerancia y falta de respeto hacia la vida humana.
La complejidad de los problemas globales, la creciente polarización que se percibe a nivel mundial, más el uso irresponsable de las redes sociales han abonado el terreno para el discurso de odio y la intolerancia. Las plataformas permiten que cualquier individuo con un dispositivo móvil pueda publicar contenidos de índole extremista, mensajes de desinformación, falsedades, amenazas, y todo tipo de incitaciones a la violencia, lo que puede tener graves consecuencias en la sociedad.
Con el objetivo de controlar los discursos de odio y frenar el resurgimiento de nazismo, así como el aumento de la violencia extremista, Alemania ha promulgado leyes que prohíben determinadas declaraciones y expresiones que atenten contra la dignidad humana, en particular aquellas que se dirigen contra personas por su origen racial o que inciten a glorificar el régimen nazi. Estas leyes conllevan sanciones correspondientes para quienes las infrinjan. Además, se han aprobado normas para regular a las empresas de redes sociales, obligándolas a denunciar las manifestaciones de odio y las amenazas que se profieren a través de sus plataformas.
Nunca he estado de acuerdo con la censura. Siempre he defendido la libertad de expresión y de pensamiento, y por eso admiro profundamente el legado de Voltaire, un librepensador y defensor de las libertades civiles que se opuso firmemente a la censura durante la monarquía de su época. Su compromiso con estas causas, a pesar de haber enfrentado encarcelamiento y persecución es un ejemplo inspirador de la importancia de defender la libertad de expresión y de respeto a la libre opinión de las ideas.
El mundo parece estar experimentando una falta de líderes y figuras que promuevan la paz y la armonía de manera efectiva. A diferencia del siglo XX cuando había personalidades que servían como guías y modelos a seguir, políticos, religiosos, artistas, intelectuales, en la actualidad parece que hay un vacío en ese sentido. Incluso el Papa, que otrora era la voz espiritual influyente para el mundo católico, ha visto disminuido su impacto. El primer mensaje del Papa León XIV al dar inicio a su pontificado, ¨Ayudadnos a construir puentes¨, fue una invitación a su feligresía para estrechar los lazos y trabajar hacia la paz. Sin embargo, este mensaje parece no haber tenido el eco esperado.
Como dice una vieja canción, ¨No basta rezar, hacen falta muchas cosas para conseguir la paz¨.
Los desafíos están a la vista, la responsabilidad es de todos.
Por Jorge Amado