lunes, octubre 27, 2025
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La prevención es un compromiso colectivo


Por Mayrelin García

La tormenta tropical Melissa nos recuerda algo que, lamentablemente, muchos aún no comprenden: la prevención no es opcional, es vital. Cada alerta ignorada, cada ciudadano que desafía las recomendaciones de los organismos oficiales, no solo pone en riesgo su vida, sino también la de quienes lo rodean y la capacidad de respuesta de nuestros gobiernos locales y del Estado. La naturaleza no negocia; nosotros sí podemos hacerlo, y de nuestra decisión depende salvar vidas y proteger comunidades.

Desde mi experiencia trabajando en la municipalidad, considero que la resiliencia de un país comienza en lo local. Los municipios no son simples ejecutores de políticas o de servicios básicos; son guardianes de sus comunidades. La experiencia de Melissa, especialmente en el Gran Santo Domingo, demuestra que una gestión cercana, profesional y proactiva marca la diferencia. Los ayuntamientos del GSD y del Distrito Nacional desplegaron acciones concretas: supervisión de drenajes y cañadas, coordinación de evacuaciones con los organismos de atención a emergencias, distribución de raciones de alimentos y recorridos de inspección en zonas vulnerables. En este contexto, el liderazgo de todos los alcaldes y alcaldesas, y en particular de la alcaldesa del Distrito Nacional, Carolina Mejía, se destacó por su compromiso con la vida, su capacidad de anticipación y su coordinación efectiva con las instituciones del gobierno central. Este tipo de liderazgo municipal debe ser la norma y no la excepción; la prevención comienza cuando las decisiones se toman con visión y conocimiento del territorio.

El Gobierno nacional, bajo la dirección del presidente Luis Abinader, actuó con celeridad y decisión. La suspensión de labores y docencia en las provincias bajo alerta roja fue una medida determinante que permitió que miles de familias se resguardaran a tiempo. El Centro de Operaciones de Emergencias (COE) mantuvo un monitoreo constante y emitió información clara sobre posibles inundaciones y deslizamientos. Estas acciones evidencian que la coordinación entre gobierno central y los gobiernos locales no es un lujo, sino una herramienta indispensable para mitigar riesgos y salvar vidas.

Pero la prevención no puede depender únicamente de las autoridades. La ciudadanía también debe asumir su rol con responsabilidad. Cada año vemos conductas de riesgo que desafían las alertas oficiales: personas que permanecen en zonas inundables, conductores que cruzan ríos crecidos, familias que ignoran recomendaciones de evacuación o jóvenes en los barrios populares que realizan fiestas y “teteos” bajo la lluvia. Estas acciones ponen en riesgo no solo a quienes las practican, sino también la capacidad de respuesta de los organismos de emergencia, los gobiernos locales y el Estado en general. Aprender a respetar protocolos, organizarse y actuar con anticipación es tan crucial como las inversiones en infraestructura y tecnología de alerta.

Como municipalista, sostengo que la cultura de prevención debe ser sostenida y estructural. Esto implica tres dimensiones fundamentales:

  1. Planificación territorial: identificar zonas de riesgo, mantener drenajes y cañadas en condiciones óptimas, regular construcciones y proteger áreas vulnerables.
  2. Gestión municipal profesional: capacitar equipos, establecer protocolos claros de evacuación, coordinar con la sociedad civil y el sector privado, y mantener comunicación constante con la población.
  3. Educación ciudadana continua: incorporar la prevención en los programas escolares, realizar campañas masivas de concienciación y enseñar a las familias que actuar a tiempo salva vidas.

Melissa nos deja una lección clara: la prevención es un escudo invisible que protege la vida, la dignidad y la estabilidad de nuestra gente. No se trata solo de reaccionar ante la tormenta, sino de construir resiliencia todos los días, en cada municipio, en cada hogar. Invertir en preparación es mucho más barato y humano que lamentar pérdidas después del desastre, como antes nos ha pasado.

Este episodio también nos recuerda que el cambio climático ha convertido al Caribe en una región cada vez más vulnerable. Según los expertos en clima y meteorología, los fenómenos extremos serán más frecuentes e intensos. Por eso, nuestras ciudades deben estar listas, nuestros líderes municipales deben actuar con anticipación y nuestra ciudadanía debe comprender que la prevención no es un acto aislado, sino un compromiso colectivo.

Felicitaciones al presidente Abinader, al COE y a todos los alcaldes y alcaldesas por su liderazgo comprometido con la vida. Pero la verdadera victoria será cuando cada ciudadano entienda que respetar alertas, resguardarse, evacuar a tiempo y cuidar su entorno no es una opción: es la única forma de protegerse de la furia de la naturaleza. Que Melissa no quede en la memoria como un susto, sino como un ejemplo de lo que podemos lograr cuando gobierno, municipios y ciudadanía trabajan juntos.

La articulista es experta en Planificación, Políticas Públicas y Gestión Municipal, actualmente Subsecretaria General de la Liga Municipal Dominicana.

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