La propuesta de reforma constitucional anunciada por el presidente Luis Abinader ha generado un amplio debate en la sociedad dominicana. Estas reformas, orientadas a fortalecer la institucionalidad del país, destacan no solo por su contenido, sino por la postura del presidente de limitar su propio poder en lugar de expandirlo, algo inusual en la historia política dominicana. Abinader ha propuesto modificar la Constitución para dificultar futuras modificaciones relacionadas con la elección presidencial, introducir cambios en la elección del Procurador General de la República, unificar las elecciones presidenciales, congresuales y municipales, y reducir el número de diputados en la Cámara Baja. Estos cambios buscan consolidar la democracia y la transparencia en el país, respondiendo a las demandas de una sociedad que clama por políticos modernos y conscientes.
La reacción de diversos sectores ante esta propuesta ha sido mixta. Por un lado, figuras han manifestado su apoyo, argumentando que las reformas responden a un clamor público y resolverán problemas históricos como la celebración separada de elecciones y el exceso de diputados, destacando que unificar las elecciones y reducir la cantidad de diputados son medidas que contribuirán a una mayor eficiencia del Estado y a un ahorro significativo de recursos.
Por otro lado, existen críticas provenientes de partidos de la oposición y asociaciones de fiscales que expresan preocupaciones sobre la supuesta eliminación del Consejo del Ministerio Público y la forma de designación del Procurador General. Abinader ha aclarado que la reforma no busca eliminar dicho consejo, sino ajustar su funcionamiento a través de la ley, lo que es una práctica común en muchas constituciones del mundo. A pesar de estas explicaciones, la oposición sigue mostrando escepticismo, argumentando que las reformas podrían centralizar demasiado poder en manos del presidente.
La sociedad dominicana está ávida de líderes que promuevan la modernización y la transparencia en la política. Abinader, con su propuesta de limitar su propia reelección y asegurar la independencia del Ministerio Público, se posiciona como un verdadero demócrata que entiende las necesidades de su tiempo. La reforma constitucional que propone no solo apunta a mejorar la gobernabilidad, sino a garantizar que el poder no se perpetúe en una sola figura, fomentando una alternancia saludable y necesaria en el ejercicio del poder.
En este contexto, es fundamental que todos los sectores de la sociedad, incluidos los políticos y congresistas de todos los partidos, apoyen esta iniciativa. La propuesta de Abinader representa una oportunidad única para fortalecer la democracia y construir un Estado más racional y transparente. El respaldo a estas reformas no debería ser una cuestión de alineamiento político, sino un compromiso con el futuro del país.
La propuesta de reforma constitucional es un paso hacia la consolidación de una República Dominicana más justa y equitativa. La inclusión de artículos que garanticen la independencia del Ministerio Público y limiten la reelección son medidas que, de ser aprobadas, fortalecerán la confianza de los ciudadanos en sus instituciones.
El país necesita avanzar hacia un modelo de gobernanza que refleje los valores democráticos y responda a las demandas de una sociedad cada vez más crítica y exigente. La propuesta del presidente Abinader es un claro ejemplo de liderazgo y visión de futuro. Ahora, es el turno de los congresistas y de toda la clase política dominicana de demostrar que están a la altura de las circunstancias y de las expectativas de la ciudadanía, apoyando una reforma que tiene el potencial de transformar positivamente el panorama político y social del país.
Editorial Pincel Digital