La visita del secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, a la República Dominicana ha sido un recordatorio de la importancia estratégica que tiene el país en el contexto económico regional. Durante su estadía, Blinken resaltó un hecho que debe llenarnos de orgullo y, al mismo tiempo, invitarnos a reflexionar sobre el camino que hemos recorrido y los desafíos que aún enfrentamos: la República Dominicana ya es la economía más grande del Caribe y una de las que crece más rápidamente en América Latina. Estas declaraciones no son solo un reconocimiento internacional, sino también una reafirmación de los avances logrados en las últimas décadas.
Este reconocimiento, proveniente de uno de los socios más importantes de la República Dominicana, subraya el progreso económico que hemos experimentado, con un crecimiento sostenido que ha promediado un 5% anual en las últimas cinco décadas. Este dinamismo ha permitido que el país supere a otras economías de la región, consolidándose como un hub de inversión, comercio y turismo.
El crecimiento económico dominicano no es fruto del azar. La estabilidad macroeconómica, combinada con políticas de apertura comercial y un entorno favorable para la inversión extranjera, ha creado un clima que ha impulsado a la República Dominicana hacia adelante. La inversión extranjera directa ha sido un motor clave en este proceso, representando alrededor del 4% del Producto Interno Bruto (PIB). Este dato es significativo, ya que coloca al país entre los más atractivos de la región para los inversionistas internacionales.
Sin embargo, el camino hacia este reconocimiento no ha estado exento de desafíos. La pandemia de COVID-19 afectó profundamente la economía global, y la República Dominicana no fue la excepción. A pesar de las dificultades, el país ha demostrado una resiliencia notable, con una recuperación económica más rápida que la de muchos de sus vecinos. Esto se debe, en gran parte, a la diversificación de su economía, que no solo depende del turismo, sino que también ha encontrado en la manufactura, la exportación y las zonas francas fuentes importantes de crecimiento.
Lo que Blinken ha reconocido en su visita no es solo un logro económico, sino también una oportunidad. El hecho de ser la economía más grande del Caribe coloca a la República Dominicana en una posición privilegiada para liderar en sectores clave como la energía, la infraestructura y la sostenibilidad. El país tiene el potencial de convertirse en un centro logístico y de negocios no solo para la región del Caribe, sino también para América Latina y más allá.
No obstante, es crucial no caer en la complacencia. Si bien hemos logrado un crecimiento económico sostenido, hay desafíos que aún deben ser abordados para asegurar que este progreso se traduzca en mejoras tangibles en la calidad de vida de todos los dominicanos. La desigualdad social y la pobreza siguen siendo problemas que no pueden ser ignorados. El crecimiento económico debe ir acompañado de políticas inclusivas que permitan que todos los sectores de la sociedad se beneficien de este progreso.
Además, el fortalecimiento institucional es fundamental para mantener y mejorar nuestra posición en la región. La lucha contra la corrupción, el fortalecimiento del estado de derecho y la mejora de los servicios públicos son pasos esenciales para garantizar que el crecimiento económico sea sostenible y equitativo. Otro aspecto clave para consolidar nuestro liderazgo en la región es la diversificación energética.
El reconocimiento de Blinken debe servir como un impulso para seguir adelante. La República Dominicana tiene la capacidad de consolidarse como una potencia regional, pero esto solo será posible si continuamos con políticas económicas responsables, manteniendo un equilibrio entre el crecimiento y el desarrollo inclusivo. La oportunidad está en nuestras manos, y es responsabilidad de todos —gobierno, sector privado y sociedad civil— aprovecharla al máximo.
Las declaraciones del secretario de Estado de los Estados Unidos son un testimonio del progreso que la República Dominicana ha logrado en las últimas décadas. Ser la economía más grande del Caribe y una de las de más rápido crecimiento en América Latina es un logro impresionante, pero también un recordatorio de que debemos continuar trabajando para consolidar estos avances y asegurar que los beneficios del crecimiento lleguen a todos los dominicanos. El futuro es prometedor y bajo el incansable liderazgo del presidente Abinader continuaremos el cambio, el avance y la prosperidad para nuestro país.