En un acto sin precedentes en la historia de la democracia dominicana, el presidente Luis Abinader ha propuesto una serie de reformas constitucionales que buscan reducir su propio poder y dejar un legado significativo para el pueblo dominicano. En lugar de utilizar su posición para fortalecer su control sobre el gobierno, Abinader ha elegido promulgar cambios que promuevan la transparencia, la eficiencia y la eficacia en las instituciones del estado.
El presidente Abinader confirmó el 16 de agosto como la fecha en que someterá la modificación de la Constitución, un proyecto que se ha convertido en el centro de atención tanto a nivel nacional como internacional. La propuesta incluye cambios significativos, como la elección del procurador por el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) y la reducción del número de diputados en la Cámara de Diputados de 190 a 137. Estas medidas buscan no solo ahorrar costos, sino también mejorar la representatividad y la eficiencia del cuerpo legislativo, contrario a lo que un político tradicional haría, de mantener o elevar la cantidad de diputados para tener mayor cuota de poder y permitir más espacio a los miembros de su partido.
Uno de los aspectos más debatidos de la reforma es la independencia del Ministerio Público. La propuesta de Abinader incluye la alteración del artículo 166 para cambiar el título de Procurador General Administrativo a Abogado General de la Administración Pública. Además, se establece que el Procurador General de la República sea inamovible durante cada período presidencial y solo pueda ser destituido por juicio político. Este cambio es esencial para asegurar que el sistema de justicia opere sin injerencias políticas, un paso crucial hacia la erradicación de la impunidad.
Otra de las propuestas de Abinader es la unificación de las elecciones municipales, congresuales y presidenciales en un mismo día, comenzando en el 2032. Esta medida busca optimizar los recursos y fortalecer la eficiencia del proceso electoral. Además, la reducción del número de diputados permitirá un Congreso más operativo y menos costoso, respondiendo a las demandas ciudadanas de un gobierno más austero y responsable.
En la propuesta de reforma actual, el presidente Luis Abinader busca introducir un artículo transitorio que impida futuras modificaciones que permitan la reelección, consolidando así un sistema democrático donde la alternancia en el poder sea una regla inmutable. A lo largo de la historia de la Constitución dominicana, los artículos transitorios han jugado un papel crucial en la regulación de la reelección presidencial. Desde la Constitución de 1844, que permitió a Pedro Santana permanecer en el poder por dos períodos consecutivos, estos artículos han sido utilizados para adaptar las reglas a las circunstancias políticas del momento. En 1994, un artículo transitorio recortó el período presidencial de Joaquín Balaguer, y en 2010, las disposiciones transitorias separaron las elecciones presidenciales y congresuales de las municipales. Sin embargo, el artículo transitorio más controvertido fue el Vigésimo de la reforma constitucional de 2015, que permitió la reelección del presidente en funciones. En este sentido, Luis Abinader, es la excepción, en palabras del propio presidente, «Yo salgo el ´28 de aquí y no vuelvo más».
Luis Abinader, quien recientemente fue reelecto para un segundo mandato, ha demostrado un compromiso incuestionable con la transparencia y la democracia. Desde el inicio de su carrera política, Abinader ha defendido principios fundamentales como la institucionalidad y el uso eficiente de los recursos públicos. Su administración se ha caracterizado por esfuerzos continuos para acabar con la impunidad y promover un gobierno más honesto y eficiente. En su primer mandato, Abinader implementó diversas políticas y programas que buscan fortalecer las instituciones democráticas y mejorar la calidad de vida de los dominicanos. La reforma constitucional propuesta es una extensión de su visión de un país más justo y equitativo. Al someter esta reforma, Abinader no solo busca dejar un legado, sino también sentar las bases para una democracia sólida y perdurable.
La sociedad dominicana ha evolucionado significativamente en las últimas décadas. Hoy en día, los ciudadanos están más informados, son más críticos y tienen expectativas más altas de sus líderes. La demanda por transparencia y eficiencia en el uso de los fondos públicos es más fuerte que nunca, y la población no duda en expresar su descontento cuando siente que sus expectativas no son cumplidas. Esta transformación ha puesto una mayor presión sobre los políticos para actuar con integridad y responsabilidad. Los escándalos de corrupción y la falta de rendición de cuentas que se daban en los gobiernos del PLD ya no son tolerados como antes. En este contexto, las reformas propuestas por Abinader son vistas como un paso necesario para satisfacer las demandas de una ciudadanía que continúa exigiendo cambios reales y tangibles.
Luis Abinader aspira a ser recordado como el presidente que puso los intereses del país por encima de los suyos. Al proponer estas reformas, Abinader busca consolidar un sistema político donde las instituciones sean más fuertes que los individuos y donde el poder sea una responsabilidad y no un privilegio. Su visión es la de una República Dominicana donde la democracia esté firmemente establecida, la justicia sea imparcial y el gobierno actúe en beneficio de todos los ciudadanos, donde se piense primero en la gente.
Luis Abinader es el presidente que está construyendo el país que soñamos.
Editorial Pincel Digital
