Un estudio reciente ha revelado un fenómeno sorprendente: señales ópticas inusuales provenientes de estrellas similares al Sol. Se trata de pulsos de luz gemelos y perfectamente sincronizados, captados a lo largo de los últimos años por un observatorio astronómico privado en California, que podrían cambiar lo que sabemos sobre el universo… o abrir nuevas preguntas.
Las señales fueron detectadas en la estrella HD 89389, ubicada a unos 100 años luz de la Tierra. Lo desconcertante es que los pulsos —breves destellos separados por segundos exactos— no corresponden a ningún fenómeno natural conocido ni han podido ser explicados como errores de instrumento, actividad atmosférica o interferencia de objetos cercanos como satélites o aviones.
Estos hallazgos se unen a un historial de observaciones similares en otras estrellas, como 51 Pegasi —una de las primeras con exoplanetas detectados— y HD 12051, observada en enero de este año. En todos los casos, los pulsos presentan características casi idénticas: una subida y bajada abrupta de luminosidad en milisegundos, repetida con una precisión casi perfecta, sin señales visuales de interferencia en el campo estelar.
Aunque no se afirma que estas señales sean producto de inteligencia extraterrestre, tampoco pueden ser atribuidas por completo a causas naturales conocidas. Algunas hipótesis exploran fenómenos ópticos complejos, ondas gravitacionales, estructuras no identificadas en el sistema solar, o la posibilidad de emisiones artificiales. Sin embargo, ninguna teoría ha logrado explicar su origen con certeza.
Este tipo de estudio se enmarca dentro de la exploración SETI (Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre), que desde hace décadas ha buscado señales en frecuencias de radio, y más recientemente, en el espectro óptico, a través de observaciones de pulsos láser o patrones de luz anómala. La novedad del método empleado está en su altísima resolución temporal, que permite registrar microvariaciones imposibles de captar con instrumentos convencionales.
El hallazgo sugiere que podría haber fenómenos cósmicos aún no comprendidos por la ciencia, y pone de relieve la importancia de continuar estas observaciones con telescopios múltiples y datos cruzados. Por ahora, las señales permanecen como un enigma, uno que deja abierta la puerta a descubrimientos tan extraordinarios como impredecibles. Una vez más, el universo nos recuerda que aún tiene mucho que contar… y nosotros mucho que escuchar.




