miércoles, junio 18, 2025
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Nos deshumanizamos sin darnos cuenta

Abel Guzmán Then
SANTO DOMINGO. La humanidad ha entrado en un proceso acelerado de negación. El fenómeno nos ha venido tomando de sorpresa pero porque quisimos. Las señales se venían dando, el azar no es excusa.

Esta coyuntura de evolución tecnológica es un boom que veníamos deseando desde antes de Windows 95 y la internet.

Soñábamos en el mundo del séptimo arte con hombres nucleares, androides, humanoides que nos hicieran todo y convivieran con nosotros hasta en las tareas cotidianas del diario vivir.

Pero nos hemos deshumanizado y vamos en niveles insospechados.

Disfrutamos del auge de la inteligencia artificial para que nos haga “de todo” con el mínimo esfuerzo, pero tememos a su descontrol y falta de regulación como nuevo fenómeno de la “revolución tecnológica” por llamarla así y equipararla a la Revolución Industrial.

Un acierto del Papa León XIV fue tomar como referente a León XIII, inspirado en esa formidable encíclica Rerum Novarum que entró de lleno a la Iglesia Católica en los grandes problemas sociales que apenas se desataban entre la humareda ambiciosa de la Revolución Industrial.

Sin dudas, Robert Prevost, el Papa León XIV desempolvó una obra premonitoria que debió servir de guía ante los desmanes de un extremo y otro, la explotación del ser humano a costa del desarrollo, y el hundimiento en la miseria y el aislamiento de millones de personas atrapadas por un el fracasado comunismo, “socialismo del siglo XXI” que corre las almas de países como Venezuela, Cuba y Nicaragua.

León XIV, como pensador de este tiempo, habló de la inteligencia artificial como una amenaza de la que su papado será centinela, y que 134 años después mantiene viva esa llama que inspiró a Rerum Novarum, más allá del tema obrero y patrón.

Derecho a la propiedad, ganar un buen salario que corresponda con su trabajo, no abusar de los horarios de trabajo (hoy para fabricar celulares y tabletas), son demandas que recoge esa pieza del 15 de mayo de 1891, una encíclica visionaria que sentó la doctrina social de la Iglesia, la misión de la democracia cristiana en momentos convulsos de tantas amenazas a la fe.

El “distributismo” tercera vía económica o intermedia entre el socialismo y el capitalismo, sigue siendo una utopía nacida de esta encíclica, y que está pendiente de aplicar como bandera de la justicia social por la que se ha pregonado desde que la Iglesia prendió ese botón de alarma.

La humanidad está secuestrada en ese proceso de negación en el que nuestra propia “trampa” de las redes sociales, que en principio era más para unir, ahora separa cada día más familias, parejas, del contacto fraterno y leal.

El bulling de la escuela ahora pasó a ser público por desconocidos, cuyas víctimas no tienes fronteras ni edad, y a muchas de las cuales las llevan al suicidio.

Hemos avanzado si. Pasos gigantes desde aquel “ordenador universal” portátil con el que se bautizaba al aparato que hoy resume nuestro mundo en una mano y es otro cerebro paralelo del que dependemos más de lo necesario sin darnos cuenta.

Ansiedad por pertenecer y los likes

La ambición de pertenecer al mundo de los likes nos ha confinado en una selva como en reality de caníbales en el que no nos importa ni la familia propia, mucho menos la del adversario a los fines de ganar la batalla de la atención, la monetización y la ostentación del dinero fácil.

Cada vez estamos más solos o cambiamos la compañía humana por la de una mascota.

Hoy día importa más el nivel de estrés que le puedes producir a tu perro cuando lo dejas en casa o cuando te recibe con un shock de adrenalina que lo puede matar.

Preocupa e indigna más que no te acepten a tu perro en un restaurante, plaza comercial, no importa que moleste o muerda a los demás, tampoco que ladre hasta la saciedad en el edificio donde vives o haga desastres.

Peor aún. También estamos eliminando lo orgánico de nuestro mejor amigo. Ya en China se promueven los perros robots para evitarnos la molestia de recoger sus desechos.

Este sería el cuadro de una familia pronto: casado con una o un robot y una robomascota raza biónica.

Derechos de género, transgénero, maltrato animal, opacan situaciones realmente indignantes como el hecho de que el odio infrahumano ha llevado a convertir a la Franja de Gaza en la zona de más hambruna en el mundo, donde niños se afanan por lamer una olla vacía. La impotente ONU lo descubre ahora.

La baja tasa de natalidad en países como Japón, Francia ha traído políticas que benefician con ventajas en impuestos a las familias a partir del tercer hijo.

En Japón, Corea del Sur, Hong Kong el denominador común que alienta esa baja tasa de natalidad es un cada vez menor contacto social generando la gran preocupación de un aumento de la población envejeciente mayor de 65 años, que en Japón ya se habla del 30%.

Italia, Mónaco, Portugal y España superan el 20% de la población mayor de 65 años por este y otros factores.

En España se proyecta que en el 2039 un tercio de los hogares será de una persona sola y la cantidad de habitantes de 80 y más años crecerán un 47,5%.

Gran parte de esto es la falta de interés en procrear y convivir; y suba esto agregamos la sustitución del cariño hacia una máquina, muñeca o aplicación, la combinación es letal.

La lucha por preservar nuestra humanidad será intensa, no sabemos si la ganaremos porque estamos seducidos por las bondades del desarrollo, pero puede que sea tarde cuando le demos la real importancia a la problemática.

Ya el gran problema no será la explotación del obrero como en el siglo XIX, será la falta de plazas de trabajo ante la autonomía de la inteligencia artificial, la robótica y la falta de preparación de la mayoría ante nuevos retos laborales.

El Foro Económico Mundial resalta que en cinco años, el 44% de las habilidades actuales de los empleados serán obsoletas.

Más de 375 millones de personas deberán cambiar de ocupación o adquirir nuevas habilidades para 2030, estima McKinsey & Company.

“Prepararse para los trabajos del futuro requiere una combinación de habilidades técnicas, sostenibilidad, pensamiento crítico, adaptabilidad, creatividad, inteligencia emocional, aprendizaje permanente y liderazgo”, destaca Sectorea publicado en la plataforma LinkedIn.

Dell, icono de la tecnología, asegura que el 85% de los trabajadores estarán en empleos que aún no existen, mientras que Goldman Sachs asegura que la irrupción masiva de inteligencia artificial cambiará el 80% de los roles profesionales actuales.

Bernard Marr escribió en el libro Future Skills, que las habilidades más demandadas para el 2030 no solo se centrarán en la tecnología, sino en el gran reto de adaptarnos sin perder la cualidad de ser humanos en un mundo predominantemente automatizado.

El gran problema será el barril sin fondo de los gobiernos invirtiendo en una seguridad social cargada de una población envejecida por un lado, y otra más joven pero desempleada que necesita manutención para no salir a las calles a robar a los demás o asaltar tiendas como ya lo estamos viendo.

Lo urgente es cambiar el foco de la educación hacia las habilidades técnicas avanzadas y servicios como el turismo y la logística, para que la brecha laboral no sea tan grande que nos cree un abismo social del que no podamos salir airosos.

Si La pandemia nos mostró la importancia del turismo y la logística como motores del mundo, si poder salir de casa no enfermamos mental y socialmente, y sin poder recibir alimentos o suplementos básicos nos desesperamos encerrados en un mundo virtual que nos mostró sus limitaciones.

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