Pareciera que muchos políticos y no solo del oficialismo, sino también de la oposición pasan por alto, quizás sin analizarlo a fondo o por simple conveniencia, el costo político de no percibir que Omar Fernández es hoy, según todas las encuestas más confiables, el político mejor valorado de la oposición y el de menor nivel de rechazo a nivel general.
Esa realidad volvió a quedar demostrada esta semana, en un episodio que debería llamar a reflexión, análisis e incluso preocupación al oficialismo, sobre cómo y cuándo responder o enfrentar nuevamente a Omar Fernández.
Todo surgió a raíz de una propuesta del senador del Distrito Nacional, quien reclamó al Gobierno aplicar la indexación salarial. En su artículo de opinión publicado en Listín Diario, titulado “El bolsillo vacío de una ley ignorada”, Omar planteó la necesidad de revisar subsidios mal focalizados y exenciones fiscales que no generan empleo ni desarrollo, como una vía para compensar los ingresos que el Estado dejaría de percibir al aplicar la indexación.
La primera respuesta vino del director general de Aduanas, Eduardo “Yayo” Sanz Lovatón, quien, aunque felicitó al senador, luego criticó parte de su planteamiento. En un video difundido en sus redes, expresó: “Sigamos hablando de salarios, sigamos hablando del debate fiscal; eso es importante. Por eso felicito al senador de la capital. Pero con los subsidios no, Omar, con los subsidios no, porque eso es lo que ayuda a nuestra gente a superarse”.
Desde mi punto de vista, la respuesta de Yayo fue políticamente correcta e inteligente dentro del contexto de su rol oficialista y su proyección como aspirante presidencial. No se opuso a la indexación, pero defendió los programas sociales, buscando equilibrar la narrativa.
Sin embargo, la reacción que siguió fue desmedida. Funcionarios, legisladores y dirigentes oficialistas se sumaron a una ola de críticas y ataques hacia Omar, algunos sin medir el impacto político ni la conveniencia institucional de sus declaraciones. Entre ellos, el diputado Aníbal Díaz, quien calificó la propuesta del senador como “populista”, a pesar de haber votado a favor de la ley que hoy critica, evidenciando la falta de coherencia que muchas veces caracteriza el debate político nacional.
No resulta aconsejable que quienes están llamados a cumplir la ley, la deslegitimen o ataquen a un legislador que simplemente exige su aplicación.
En el plano opositor, también se evidenció incoherencia: dirigentes que entre 2017 y 2020 ignoraron la misma ley, hoy la defienden con entusiasmo, como si el pasado político no dejara rastros.
Entre los respaldos más significativos a la posición de Omar Fernández destaca el del empresario José Alfredo Corripio, quien expresó públicamente su apoyo a la propuesta de aplicar la indexación por inflación conforme al Código Tributario.
El PRM, que llegó al poder prometiendo cambios, debe mantener distancia del comportamiento de quienes hicieron lo contrario cuando gobernaron. Tiene la responsabilidad de cumplir la ley y, al mismo tiempo, proteger los programas sociales que benefician a los más vulnerables. No son objetivos excluyentes. Aun así, la responsabilidad por el incumplimiento de la indexación salarial es compartida, pues tanto el PRM como el PLD han gobernado sin aplicarla, dejando en evidencia una deuda pendiente de todo el sistema político.
Pero si la defensa oficialista al incumplimiento de una norma sorprendió, mayor desconcierto causó la actitud de la Fuerza del Pueblo. Solo algunas voces, como la de Rafael Paz, salieron en defensa de Omar, mientras que Leonel Fernández expresó su apoyo más tarde, cuando el respaldo ciudadano ya era evidente. Vi en una rueda de prensa que el partido finalmente abordó el tema y manifestó su apoyo, pero casi una semana y media después, cuando la presión social y mediática ya había marcado la agenda pública. La Fuerza del Pueblo terminó sumándose de manera tardía y tímida, tras percibir la magnitud del apoyo popular al senador, quien durante varios días lució solo políticamente, pero acompañado por el pueblo.
Esa ausencia de apoyo desde su partido podría responder como especulan algunos a una estrategia del círculo más cercano a Leonel Fernández para limitar el ascenso de Omar y evitar que se consolide como figura presidencial para el 2028.
De ser así, sería un error político de gran magnitud, porque el resultado ha sido precisamente lo contrario: los ataques del oficialismo y el silencio de su partido han fortalecido la figura de Omar Fernández.
Este episodio deja varias lecciones. Una de ellas es que Omar logra articular y unificar voces diversas, incluso recibiendo más respaldo del PLD que de su propia organización. Nunca antes la Fuerza del Pueblo había generado tanta simpatía transversal como ahora, gracias a una posición liderada por Omar. Y eso debería hacer reflexionar a quienes prefieren perder con Leonel antes que ganar con Omar.
Porque lo cierto es que Omar Fernández es ya una realidad política, el único opositor con capacidad de conectar emocionalmente con la ciudadanía, unificar fuerzas disgregadas y representar una amenaza real para el PRM.
En política, los gobiernos no siempre pierden porque la oposición tenga un candidato fuerte; a veces pierden porque se desconectan del sentir ciudadano y cometen errores acumulativos.
Eso le ocurrió al PLD en 2020, y podría volver a ocurrirle al partido que hoy ostenta el poder, si subestima como muchos hacen el fenómeno político y social en que se ha convertido Omar Fernández.
Ruddy De los Santos
(@ruddydelossantos)
Emprendedor, Político y Comunicador



