Por Rafael Lugo
No quiero hablar de corrupción, robos, fraudes, falta de oportunidades para la juventud, desaliento, precariedad para los envejecientes. No quiero traer mas llanto sobre llanto, hablar de esas cosas en este momento puede llevar a cualquiera al cadalso de las redes sociales o de la llamada prensa amarilla. Se ha formulado la teoría en los últimos días, que establece, “que emitir juicios críticos contra el estatus quo, es un asunto de envidia “ofrustración ante la sensación personal, de falta de relevancia político-económico-social. Vaya perla. Estamos en el preámbulo de “la muerte de las ideas”. Es la obra magna de la desconstrucción social total. De eso quiero alertar, comentar, escribir. Me pregunto ante nuestra realidad, para que una reforma fiscal. Para mejorar la educación, la salud pública, los servicios de transporte, ¿las vías de comunicación? realmente no entiendo o estoy en otro mundo y no lo sabía.
Hace unos años uno de los mas prestigiosos economistas de Republica Dominicana, enarbolo la teoría de que nuestro pais tenia una capacidad de endeudamiento externo no utilizada y sugería en cierta forma, que el pais debía endeudarse más, tomar más prestamos ante los acreedores internacionales, emitir mas bonos soberanos,en fin, tratar de conseguir recursos internacionales frescos, para ser utilizados, supongo yo, en programas de inversión para la mejoría de la nación.
Resulta que hace menos de una semana, vi una noticia que informa, que el pais se encuentra en la actualidad entre los mas endeudados de América latina, cierto o no, no entiendo nada. Por otro lado, en algunos sectores se habla de la necesidad de impulsar una reforma fiscal para incrementar el flujo de recursos y “equilibrar las finanzas públicas” ahora entiendo menos. ¿Para qué una reforma fiscal?
