CIENCIA Y MEDIO AMBIENTE
¿Alguna vez te has preguntado por qué el agua del mar puede verse azul turquesa en unas playas y verde oscuro o marrón en otras? Aunque muchas personas asocian el color del agua con limpieza o contaminación, la realidad es que este fenómeno obedece a procesos físicos, químicos y biológicos que interactúan constantemente en la naturaleza.
El color del agua se determina principalmente por cómo la luz solar interactúa con las partículas presentes en ella. Estas partículas pueden incluir sedimentos, algas, materia orgánica y minerales. Cuando la luz del sol entra en contacto con el agua, ciertas longitudes de onda se absorben y otras se reflejan. El color que vemos es el resultado de esa luz reflejada.
Las playas dominicanas y sus tonos encantadores
En República Dominicana, la diversidad de colores en las aguas costeras es uno de sus mayores atractivos turísticos. Playas como Bahía de las Águilas, Punta Cana, Cayo Levantado y Playa Cosón en Samaná destacan por sus aguas cristalinas que varían entre azul claro, turquesa y esmeralda. Este fenómeno se debe a la baja presencia de sedimentos, la claridad del fondo marino arenoso y la pureza del agua.
En contraste, otras zonas como las desembocaduras de ríos o costas cercanas a manglares pueden presentar tonos más oscuros o verdosos. Esto ocurre porque el agua arrastra sedimentos del interior, así como materia orgánica en descomposición, lo que cambia su composición óptica.
El fondo marino y la profundidad también influyen
En aguas poco profundas con fondos de arena blanca, la luz solar se refleja con facilidad y el agua adquiere tonos claros y vibrantes. En cambio, en zonas más profundas o con fondos rocosos u oscuros, la luz se dispersa de forma diferente y el agua se ve más azul intenso o incluso grisácea.
Además, la presencia de clorofila en las algas también afecta el color: cuanto más alta es la concentración, más verde se torna el agua, como ocurre a veces cerca de zonas costeras con alta actividad biológica.
Cuidado con las floraciones algales
Cuando los nutrientes como el nitrógeno y el fósforo se acumulan en el agua por efecto de la escorrentía agrícola o urbana, pueden producirse floraciones de algas. En pequeñas cantidades, las algas forman parte del ecosistema marino, pero en exceso pueden crear manchas verdosas o marrones y afectar la calidad del agua y la vida marina.
Este fenómeno es monitoreado por instituciones ambientales en el país, ya que puede tener impacto tanto en la salud pública como en el turismo.
Un indicador para la ciencia y la conservación
Observar el color del agua no solo es una experiencia estética, también puede ser una herramienta útil para científicos y autoridades. A través de imágenes satelitales y análisis de campo, es posible evaluar la calidad del agua, detectar contaminación, estudiar corrientes marinas y desarrollar políticas de conservación costera.
En el contexto del cambio climático, preservar la salud de nuestras aguas marinas es más importante que nunca. Las playas dominicanas, conocidas en todo el mundo por su belleza natural, son un patrimonio que debemos cuidar para que sigan brillando en todos sus tonos.
