En ocasión al Día Mundial de la Fotografía, me permito hablar en algo que por experiencia propia en la comunicación política tiene un poder inmenso, y puedo afirmarlo con certeza después de años de vivir rodeado de talentosos fotógrafos y fotógrafas. He visto de primera mano cómo sus lentes capturan no simplemente imágenes, sino también emociones y narrativas que pueden cambiar el curso de una conversación política. Su rol en los equipos de comunicación es insustituible, y lo que hacen va más allá de simplemente apretar un botón; capturan momentos que puedan marcar una era.
«Una imagen vale más que mil palabras» es una frase que se ha vuelto un cliché, pero nunca deja de ser verdad, especialmente en el ámbito político. Recientemente vivimos la juramentación presidencial del segundo mandato del presidente Luis Abinader, los detalles, el atesorar e inmortalizar un momento era lo que todos los involucrados en un evento que solo sucede cada cuatro años querían tener esa foto que validara su presencia a través del tiempo.
Algunas cosas que había escrito alrededor de este tema sobre la fotografía en el ámbito político, fue referente a lo que ocurrió con el expresidente Donald Trump casi dos meses atrás, es un claro ejemplo de esto. Durante un mitín en Pensilvania, un intento de asesinato fue capturado por varios fotógrafos presentes. Así como también, las luchas de la oposición venezolana, con su líder María Corina Machado, en una impresionante fotografía de un niño que con sus manos formaba un corazón, son de las cosas que una buena foto, construyen los relatos y describen una verdad.
¡Una realidad es que ya todos participamos de la conversación! En pocos minutos, las fotos se hacen “virales”, se reproducen en artículos como camisetas, gorras, tatuajes y un sinnúmero de memes. En el caso de la foto de Trump, un montón de análisis en redes sociales fueron protagonistas acerca de esa imagen, desde la bandera ondeando hasta el puño en alto de Trump, cada detalle ha sido discutido, subrayando cómo la fotografía ha capturado un momento de resistencia y poder.
El rol del fotoperiodismo en la era digital no puede subestimarse, la inmediatez de las redes sociales hacen de la “viralidad” de estos contenidos, lo que todos quieren para poder alcanzar a más y más personas; los fotógrafos cuentan las historias a través de sus imágenes. Su habilidad para capturar «la foto» correcta en el momento preciso es una combinación de arte y técnica, que requiere un profundo entendimiento de la composición, la luz y el timing perfecto.
Durante las temporadas electorales, resuenan las particulares fotografías de los políticos junto a la gente: cargando niños en sus brazos, abrazando personas mayores de edad, comiendo empanadas, bailando merengue, tratando de que en alguna de esas variantes empatizar y siendo más “humano” en frente a sus conciudadanos. En nuestra historia republicana, recordamos imágenes que han quedado en la memoria colectiva. Desde el expresidente Danilo Medina saltando «charcos», hasta las innumerables veces que hemos visto a la actual pareja presidencial, el Presidente Luis Abinader y la Primera Dama, Raquel Arbaje, en sus diversas muestras de amor en público. También, las veces que el expresidente Leonel Fernández ha extendido sus brazos con su señal particular. Estas imágenes constantes construyen una narrativa visual alrededor de sus protagonistas, para bien o para mal.
¿Qué tan importante son las fotos? La paradoja de la fotografía es que, aunque no puede capturar todos los aspectos de un evento o circunstancia, puede influir significativamente en cómo se percibe y se recuerda ese suceso. Las imágenes no solo documentan momentos de crisis y victoria; también contribuyen a la construcción de “mitologías” políticas.
La fotografía en la comunicación política es una herramienta poderosa que puede influir en la percepción pública, definir narrativas y construir memoria histórica. Las imágenes capturadas en momentos clave trascienden su tiempo y se convierten en símbolos duraderos. En la política, donde la percepción y la narrativa son fundamentales, la fotografía sigue siendo una de las formas más efectivas de comunicación.
Parte de estas palabras están inspiradas en cientos de jóvenes dominicanos que han visto en una cámara el camino para salir adelante. Ellos se esfuerzan por dar lo mejor de sí para sus equipos y siempre están dispuestos a ser mejores profesionales. A través de una oportunidad, han logrado sacar adelante a sus familias con tan noble profesión.
Ezequiel Rabassa
Experto en comunicación digital política