Santo Domingo. – En el marco de la reciente proclamación de la nueva constitución por parte del presidente Luis Abinader, el profesor Rafael Santos Badía, secretario de
Educación y Doctrina, del Partido Revolucionario Moderno, destacó la importancia de esta iniciativa para la democracia dominicana, asegurando que esta constitución garantiza la alternancia en el poder y la consolidación del sistema democrático de la República Dominicana.
“Hoy, el presidente, con más poder en la historia democrática de la República Dominicana, lanza una reforma que no sólo impide su reelección, sino que también establece un camino hacia un futuro con nuevos líderes”.
Subrayó que la única constitución promovida para evitar que quien tiene una amplia mayoría en el Congreso pueda buscar un nuevo período presidencial más allá de la establecida, es la actual.
“Hoy nace la verdadera fábrica de presidentes en la República Dominicana, gracias al empeño, compromiso y decisión de Luis Abinader, y es que su visión sugiere que el país se prepara para un futuro donde jóvenes capacitados asuman el liderazgo en beneficio de la nación”, indicó.
Dijo que a pesar de la adopción del sistema democrático representativo desde 1844, ha habido más años de dictadura que de democracia, y atribuyó este fenómeno a la ambición de los hombres y su deseo de perpetuarse en el poder, a menudo mediante reformas constitucionales.
También hizo énfasis en que “las únicas constituciones que tenían como propósito la no reelección eran la de 1963, del profesor Juan Bosch y la que hoy ha proclamado el presidente Luis Abinader”.
Proclaman nueva constitución
La Asamblea Nacional de la República Dominicana anunció la proclamación de una nueva Constitución, que introduce cambios importantes, como la disminución en el número de diputados y la unificación de las elecciones congresuales, municipales y presidenciales para el año 2032.
Según el presidente Luis Abinader, uno de los fundamentos de esta reforma es la ampliación del artículo 268, que establece la elección presidencial como un derecho inalterable, garantizando así la alternancia en el poder como un principio fundamental.