Uno de los continuos sobre el que se ubican los sistemas políticos en general y particularmente en Occidente, es el que tiene en sus extremos la libertad individual y la igualdad. En modelos teóricos extremos de democracia participativa, que se ubica sobre el eje de la igualdad, subyace la idea de eliminar la diferenciación de la sociedad, el Estado y la economía. El procedimiento ideal de la democracia participativa es la democracia directa. Hoy la democracia participativa es una aspiración y amplios sectores de la sociedad, y particularmente de la clase media, piden más mecanismos que le permitan ser actores principales en los métodos de toma de decisiones.
El concepto de igualdad es añejo en el tiempo, veamos el pensamiento del filósofo francés Jean-Jaque Rousseau, de gran influencia en los movimientos independentistas y políticos latinoamericano, quien denuncia el mal civilizatorio como origen de la desigualdad. Veamos: “el primer hombre a quien, cercando un terreno, se le ocurrió decir esto es mío y halló gentes bastante simples para créele fue el verdadero fundador de la sociedad civil. ¿Cuántos crímenes, guerras, asesinatos; cuántas miserias y horrores habría evitado al género humano aquel que hubiese gritado a sus semejantes, arrancando las estacas de la cerca o cubriendo el foso: “¡Guardaos de escuchar a este impostor; estáis perdidos si olvidáis que los frutos son de todos y la tierra de nadie!”(1)Sencillamente este párrafo es un canto al gobierno horizontal de todos para todos, el cual controlaría la economía y las relaciones entre individuos y grupos en la sociedad.
De manera practica la historia nos ofrece testimonios sobre experiencias de democracia directa en la Atenas, Grecia, del siglo V a C. El sistema establecía que el poder recaía en una asamblea en la que estaban todos los ciudadanos varones, que para ostentar esa condición había exigencias que reducían considerablemente la cantidad de esta categoría, que no eran esclavos ni extranjeros. Los cargos públicos eran elegidos por sorteo, y un representante designado por la asamblea se encargaba de liderar el ejército de la ciudad, llamado estratega.(2)
Hoy se aplica en algunos cantones suizos en donde una serie de decisiones se toman en “Asambleas Territoriales”, que es una figura cuyo origen se remonta al antiguo Derecho Germánico y en las precitadas asambleas, se aprueban leyes y sus modificaciones, presupuestos, creación o suspensión de cargos, concesión de ciudadanía entre otros.
Hoy, con los avances de la tecnología de la Internet, se habla de la democracia digital, lo cual ha generado un interesante debate del que sectores de las clases medias no están ausentes.
La democracia participativa parte del principio, según el cual, el individuo tiene la capacidad de asociarse con la finalidad de tener una influencia directa en las decisiones públicas. Lo que falta es que el modelo político establezca instituciones donde pueda ejercer ese derecho.
En algunos países, incluso de Latinoamérica, se ha avanzado creando mecanismos de participación como el presupuesto participativo, comités de planificación, consejos comunales, empoderamiento a las juntas de vecinos. Usualmente es a nivel municipal y la ejecución aun queda en manos de los funcionarios electos mediante los sistemas establecidos por la democracia representativa y por ende, por las elites gobernantes.
A nivel nacional se ha instituido en algunos países, Republica Dominicana entre ellos, el referéndum o referendo, que es el procedimiento jurídico mediante el cual se somete al voto popular leyes o actos administrativos para su ratificación o abrogación. El principio constitucional usualmente se completa con una ley orgánica que establece los alcances del mecanismo de democracia directa.
La democracia popular no debe confundirse con la democracia participativa. La experiencia histórica más relevante son la comuna de Paris, commune designa al ayuntamiento en francés, durante los meses de marzo y mayo de 1871 en el contexto de la derrota del gobierno imperial de Napoleón III en la guerra franco-prusiana (1870-1871), la revolución alemana de 1917-1918 y la primera constitución soviética de 1918, todos ejercicios de corta duración.
De otro lado se habla de democracia popular a partir de 1945 en los países ocupados por el ejército soviético de Stalin y como señala Rodrigo Borja, es un pleonasmo que busca “establecer sutilmente una diferencia conceptual entre las democracias formales de Occidente, más preocupadas por las libertades políticas que por la equitativa distribución del ingreso, y las “democracias populares” del Este europeo, que en realidad fueron monocracias autoritarias, preocupadas menos por la cuestión de las libertades políticas y los derechos humanos que por la seguridad económica de sus miembros.”(3)
Retornando a nuestro enfoque teórico, los partidarios de la democracia participativa señalan que el modelo elitista de democracia es a la vez demasiado amplio y demasiado limitado. Definir las instituciones como democráticas solamente por la legitimación electoral sin tener en cuenta la clase de instituciones públicas o acuerdos privados que existan, es ampliar demasiado el rango lo que permite proteger la acción de las elites del escrutinio público. Limitado, porque los mecanismos de formación discursiva de la voluntad política se han desvirtuado de tal manera que en muchos casos han perdido la esencia de la democracia.
El punto central de la critica que enfrenta la democracia representativa o de elites, es que en la “realidad”, en la cotidianidad, el régimen político, entendido como la aplicación práctica del ordenamiento jurídico establecido en el sistema político, el régimen político en su acontecer ha construido una diferencia tan grande entre las personas en su diario pasar y el ejercicio consuetudinario del político, que se ha desnaturalizado uno de los pilares fundamentales de la democracia: el principio de la ciudadanía.
Los críticos insisten en que la democracia de elites es una gran obra de teatro que la ciudadanía solamente da su consentimiento “coreográfico” tras ser victima de la manipulación de la opinión pública maquillada, hoy por medios tan horizontales como las redes sociales que son bombardeadas con robots y otros mecanismos que difunden medias verdades, noticias falsas (fake news) entre otras perlas.
El planteamiento participativo establece que un buen ciudadano es el cimiento de un buen líder. Parte de la idea de la virtud cívica como condición inherente para conquistar un sistema donde gobernantes y gobernados participen activamente en el proceso de formación de la voluntad política y opinión pública. Esto implica una cultura política democrática no solamente de las elites, sino de la población en general.(4) Una cultura cívica donde se aprenda a tolerar la diversidad, a moderar radicalismos, en la cual los fundamentalismos y egoísmos, que existirán, sean colocados como minorías y tratados con el respeto que se merece cualquier minoría, porque en algún momento un individuo será parte de la mayoría para algún tema y minoría en otros. Lo anterior exige una comprensión profunda del concepto de compromiso, que debe estar guiado por esa virtud cívica, que no hemos definido y que finalmente debe establecerse en una constitución sancionada libérrimamente y no producto de emociones circunstanciales.
Visto lo anterior, la democracia participativa plena solamente será posible tras un proceso evolutivo donde un grupo de iniciados eludan toda clase de obstáculos, entre otros, la propia apatía de la ciudadanía que reacciona selectivamente según sus intereses inmediatos. Recordemos el voto egotrópico y el sociotrópico del que hablamos en anterior artículo. (5)
Solamente vamos a señalar con respecto a la democracia digital y la influencia de los medios audiovisuales en la misma, la reseña del intelectual Ricardo Espinoza Toledo, quien en un artículo sobre la obra del politólogo italiano Giovanni Sartori (1924-2017) escribe lo siguiente: “En la etapa final de sus reflexiones sobre la democracia, abordó el tema de la revolución multimedia. Buen observador y un buen analista, vio cuáles podían ser los efectos destructivos de una influencia creciente de la televisión sobre el debate político. Exigía de la televisión, intoxi cada de contenidos complacientes, otros que fomentaran la cultura y las actitudes cívicas. El ciudadano debe contar con la información crucial y con la aptitud para procesarla: éste es el ciudadano sin el cual no puede haber democracia.
El autor de Homo videns. La sociedad teledirigida (1997), considerado uno de los intelectuales más influyentes del mundo contemporáneo, estudia la ciencia política porque considera que se puede cambiar la vida política. El politólogo italiano reivindicaba su pesimismo constructivo, como gustaba definirlo, desde el cual perfiló una sociedad teledirigida que atrofiaba el pensamiento. El compromiso de los ciudadanos con la democracia, diluido ante el espectáculo de lo visual y el dominio de la televisión, está basado en la información. Para que exista democracia, sostenía, los ciudadanos deben estar informados; el conocimiento de las distintas opciones que les son accesibles es la fuente de la reflexión, de la crítica y de las decisiones que tomen.”(6)
En teoría, se pueden desarrollar modelos institucionales de participación en los cuales la ciudadanía se informe, forme, involucre y crezca en la responsabilidad de tomar decisiones y ejerzan un “efecto llamado” que convoquen a más vecinos y a su vez, estos sean más exigentes en la demanda de ampliar los horizontes de participación ciudadana. Hay dos temas que trataremos en próximos artículos y que perfilamos en el trabajo “clase media e ideologia”. Uno, la línea que va desde un extremo donde se sitúa el liberalismo orientado a los derechos y en el otro el comunitarismo. La otra línea coloca al Estado benefactor frente al antiestatismo neoconservador. Ambas líneas hay que tenerlas presentes a la hora de formarse una opinión.
A los que sueñan con un sistema político en el cual la democracia participativa sea una realidad, solamente podemos decir que no esperen un resultado rápido ni siquiera para iniciar el proceso, pero sí que hay dar los primeros pasos.
@isidrotoro1
Nota
- Rousseau, Jean-Jaque. Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres, Eduardo Maura y Clara Navarro (ed. Y prol.) Minerva, Madrid, 2014
- Grimberg, Carl. Historia Universal. Grecia. https://es.scribd.com/document/127128539/Carl-Grimberg-Historia-Universal-de-Grecia-TOMO-II-pdf
- Borjas, Rodrigo. Enciclopedia de la política. https:// https://www.enciclopediadelapolitica.org/democracia_popular/
- Jean L. Cohen y Andrew Arato. Sociedad civil y teoría política. Fondo de Cultura Económica. México. 2001. pag 28
- Toro Pampols, Isidro. Algunas características del voto en la clase media. https://eljoboilustrado.net/2021/05/22/algunas-caracteristicas-del-voto-de-clase-media/
- Espinoza Toledo, Ricardo. Giovanni Sartori (1924-2017): La política democrática reivindicada. http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-25032017000400905#aff1