Por Jhanel Ferreras
Mercadologo, Comunicador, Catedrático, Diplomático y Político.
La sonrisa de un niño es la llave maestra más poderosa de la humanidad, trasciende fronteras, idiomas, religiones, color, incluso clase social. Nadie se resiste al ver la magia que produce un niño feliz, y cuando esa sonrisa proviene de personas de escasos recursos, entonces se eleva a su máxima potencia el magico esplendor.
Hoy que se conmemora por tradición Judeo Cristiana el día de los Santos Reyes (1866), aprovecho para reflexionar sobre una reiterada escena que se repite cada instante, cuando tránsito por los hermosos campos de la sociedad dominicana.
En múltiples ocasiones, cuando decido realizar algunos vuelos de Drones, para captar imagenes y posteriormente crear infomerciales aéreos, resulta que decenas de niños se abalanzan de forma efusiva para ver como se procede ante tan impresionante aparato aéreo. De inmediato una lluvia de preguntas salen de sus mentes inocentes, con jocosidades tan inverosímil que solo me hacen sonreír.
Pero como yo fui un niño que desarrolló su inocencia a principios de los 80, hasta inicio de los 90, se como se siente ver algo tan llamativo, y con tan difícil acceso a la colectividad. De inmediato me pongo en su lugar.
Al final, les respondo una por una sus interrogantes por mas ilógicas que parezcan, y cuando termino el vuelo, les permito tocarlo, ver como se siente y lo mas importante, les brindo las siguientes palabras.
«Todos ustedes pueden ser pilotos de Drones, incluso hasta volar naves de verdad, solo tienen que hacer algo sencillo…. Nunca dejen de estudiar.»
Ellos sonríen, aceptan una foto y luego saludan con un gesto de gratitud tan hermoso, que me hace pensar que todos los días del año, pueden ser días de Reyes.
