sábado, noviembre 23, 2024
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Lecciones de Resiliencia y Coraje en Los Andes.

El 13 de octubre de 1972 un avión que transportaba a 45 pasajeros y tripulantes, la mayoría estudiantes y jugadores de rugby uruguayos, se estrelló en la cordillera de los Andes. De este trágico accidente, solo 16 lograron sobrevivir más de 70 días en una de las condiciones más extremas e inhóspitas del planeta.

Su historia es una crónica de resistencia y coraje sin igual, pero también nos brinda profundas enseñanzas sobre la condición humana y el liderazgo. Aislados del mundo, estos jóvenes optaron por hacer lo necesario para sobrevivir, lo que demandó una serie de decisiones que resaltan por su valentía, sabiduría y el momento oportuno en que se tomaron.

Desde el principio, el capitán del equipo, Marcelo Pérez, encarnó el liderazgo visionario y estratégico. Apenas unas horas después del desastre, y aún en medio de la confusión del momento, este joven tomó una decisión aparentemente pequeña, pero de vital importancia: erigir una barrera para resguardar al grupo de los vientos nocturnos implacables, una acción que, además de salvar vidas, sentó los cimientos para enfrentar la adversidad con ingenio y coraje.

La capacidad de Marcelo de sostener la moral del grupo, impidiendo que la desesperación se apoderara de sus compañeros, es un testimonio de que el deber de un líder no es solo dirigir, sino también inspirar y fortalecer a su equipo en los momentos más críticos.

Los sobrevivientes también aprendieron a aceptar su realidad y a trabajar dentro de esos parámetros, lo que implicaba administrar los escasos recursos, como la comida y el calor, y planificar estratégicamente cómo utilizarlos de la manera más eficiente. Pero también analizar críticamente cuáles podrían ser los pasos para salvarse y salir de la montaña.

Ellos sabían que el tiempo no era ilimitado, que debían buscar una salida. Comprendieron que su supervivencia dependía de su capacidad para funcionar como un colectivo. Es así, como después de diversos eventos que marcaron esta tragedia, Roberto Canessa y Fernando Parrado decidieron emprender una expedición hacia Chile, una travesía que duró diez días, y que condujo al rescate de sus compañeros.

Esta decisión de no quedarse pasivos frente a la adversidad nos enseña que, ante las «montañas» de nuestras vidas, los desafíos pueden superarse con voluntad, cooperación y coraje. Frente a la adversidad, siempre tenemos la opción de no hacer nada o de luchar por lo que deseamos. Esta elección define no solo el resultado de nuestras crisis, sino también el carácter y el legado de nuestras vidas. Al final, como nos enseñan estos valientes jóvenes, ninguna montaña ni ninguna dificultad debería atraparnos sin nuestro consentimiento.

Por ello, sostengo con convicción que siempre contamos con opciones. Flotar con la corriente o quedarnos inertes, aunque son decisiones, no deberían ser las únicas alternativas. Tenemos una mayor oportunidad de vivir nuestros sueños y convertirlos en realidad si con confianza y energía elegimos conscientemente el camino que nos conduce a nuestro destino.

Finalmente, quiero dejarlos con esta reflexión que compartió Parrado en una conversación: “El pánico paraliza, nubla el pensamiento y puede ser fatal. El miedo, aunque persistente, no es letal. Si eres un líder, aprendes a manejar el miedo y a desarrollar coraje. Y es con coraje que, incluso en medio del miedo y en las peores circunstancias, se pueden tomar las decisiones más acertadas”.

No seamos espectadores, sino arquitectos activos de nuestro destino, forjando nuestro camino con esfuerzo mientras enfrentamos con valentía las sorpresas que nos depara la suerte.

Autora Ligia Bonetti

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