domingo, mayo 5, 2024
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¿Quién fue Poncio Pilato?

Poncio Pilato, el poderoso gobernador romano que supuestamente «se lavó las manos» delante de Jesús. Las cuatro narraciones evangélicas de Marcos, Mateo, Lucas y Juan, dicen que Poncio Pilato tuvo participación directa en la muerte de Jesús

De acuerdo con la perspectiva bíblica, hay un consenso: Pilato sería un hombre que no encuentra en Jesús ningún delito, ninguna responsabilidad. «Por el contrario, les dice a los líderes judíos y al pueblo judío que Jesús no merecía morir. A lo sumo, merecía recibir algunos latigazos, unos golpes allí y después ser liberado. Esa fue la decisión de Pilato, según las narrativas evangélicas»

Para trazar un perfil lo más completo posible de Pilato es necesario recurrir también a los autores no religiosos. Pilato aparece en textos de al menos tres de ellos: el historiador Flavio Josefo (37-100), el filósofo Filón de Alejandría (20 a.C. – 45 d.C.) y el senador romano e historiador Cayo Tácito (55-120).
Además de estos relatos casi contemporáneos a él, un indicio que demuestra su existencia, también hay hallazgos arqueológicos que atestiguan que Pilato fue un personaje histórico.

Tres autores no cristianos hablan de Pilato, eso significa que Pilato existió, no es una invención, una creación cristiana. Pero la unión del rompecabezas entre fuentes históricas y religiosas todavía cuenta un poco más sobre quién fue realmente Poncio Pilato.

Se sabe que Pilato fue el quinto gobernador de la entonces provincia romana de Judea y que su gestión duró unos 10 años, entre los años 25 y 37. Pobre y distante de la capital, Judea no era de las provincias más codiciadas, lo que indica que Pilato no gozaba de tanto prestigio en el imperio. En el cargo, tenía poder de vida y muerte sobre los ciudadanos, es decir, podía condenar a la máxima pena. Entre sus atribuciones también estaba la de nombrar al sumo sacerdote, lo que lo hacía cercano, en la esfera de poder, a los poderosos judíos. También tenía poder militar, judicial y fiscal; era el responsable de recaudar impuestos.

En las primeras décadas del cristianismo comienzan a surgir varias leyendas sobre la vida de Pilato.
Florecen narrativas, algunas incluso lo consideran santo, mártir. En común, estas historias tratan de un supuesto arrepentimiento de Pilato por no intervenir a favor de Jesús y de que este antiguo gobernador romano finalmente se habría convertido al cristianismo.

Otros textos del Nuevo Testamento también buscan redimirlo y atribuir de forma exclusiva a los judíos la culpa por la condena de Jesús. Es el caso del extracto de Hechos de los Apóstoles, escrito por el mismo Lucas del evangelio, que dice así: «[…] el Dios de nuestros padres glorificó a su siervo Jesús que ustedes entregaron y rechazaron en presencia de Pilato, que estaba decidido a soltarlo».

«Se percibe en los relatos bíblicos una presión muy fuerte para tratar de mostrar quiénes son realmente los verdaderos enemigos que entregaron a Jesús a la autoridad romana, enfatizando con mucha fuerza que los judíos habrían hecho incluso chantaje a Pilato, diciendo ‘mira, si eres amigo de César, no puedes tolerar que alguien quiera establecer un reino en este mundo'»

Luego de la crucifixión y muerte, las narrativas bíblicas aún demuestran la empatía de la autoridad romana con la situación de qué hacer con el cuerpo, al haber autorizado que Jesús fuera enterrado. «Las costumbres prescribían que los cuerpos de aquellos ajusticiados debían ser arrojados a una fosa común, pero los cuatro evangelistas informan que Pilato entregó el cuerpo y se hicieron los arreglos para su entierro. Contrariando los intereses de los judíos, que no querrían haber visto eso, [los evangelios indican que] Jesús tuvo un entierro digno.

El elemento simbólico que se hizo más fuerte -e hizo que Pilato mereciera ser recordado incluso en la oración del Credo-, el Evangelio de Mateo cuenta que, durante el juicio, «viendo que no sirvió de nada», es decir, que los judíos estaban convencidos de la necesidad de la pena capital para Jesús y «que la situación estaba llevando a una rebelión, Pilato tomó agua y se lavó las manos en presencia de la multitud, diciendo: ‘Soy inocente de esta sangre. ¡Toda la responsabilidad es tuya!'».


Se lavó las manos.

Reescrito con informaciones de BBC Mundo.
Fotos: Fuente externa.

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